Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques, de William S. Burroughs y Jack Kerouac (Anagrama, 2010, Traducción de Fernando González Corugedo).
Se sabía que había por ahí un libro escrito por William S. Burroughs y Jack Kerouac (la propia mitología beat se había encargado de alimentar la expectación), pero no se tenía la certeza de que se fuera a publicar, de manera que la leyenda sobre el germen de la Beat Generation llega por fin a los lectores. Escrita en el año 1944 bajo los pseudónimos de William Lee y John Kerouac, esta novela, basada en el asesinato que perpetró Lucien Carr a su amigo David Kammerer, permanecía guardada en un baúl durante más de 60 años. Carr, además de amigo de Burroughs, Kerouac y Ginsberg, era un joven poeta de 17 años que se sentía acosado por su amigo Kammerer, que casi lo doblaba en edad, hasta que un día decidió deshacerse de él. Burroughs y Kerouac vieron un filón en esta historia para escribir su primera novela, pero, por respeto a Carr, decidieron no publicarla hasta después de su muerte. (El epílogo firmado por el editor y albacea de Burroughs, James W. Grauerholz, es realmente jugoso y aporta clarificadores datos sobre las distintas vicisitudes en que se vio envuelto el manuscrito, así como reconstruye los hechos en torno al asesinato de David Kammerer por parte de Lucien Carr).
Seguramente, el mayor atractivo de Y los hipopótamos se cocieron en sus tanques es la tentación de descubrir cómo se fraguaban los estilos y las miradas de los autores de El almuerzo desnudo y En el camino. Burroughs tenía por entonces 30 años y Kerouac 22 y no parecían tener todavía muy claras las cosas, aunque ya se perfilan sus mundos literarios.
Gracias al narrador bicéfalo, Dennison/Burroughs y Ryko/Kerouac, podemos apreciar rasgos que suponen la base literaria de ambos escritores, desde la mirada crítica y desengañada del sueño americano, descrito por Dennison/Burroughs hasta la pasión por el viaje y la incorruptible soledad existencial de Ryko/Kerouac. La ambivalencia en los capítulos se resuelve de manera natural y hasta se lee de manera fluida, si bien, no está a la altura de sus grandes novelas. Aún así, brillan algunas descripciones sagaces y asoman -tal vez con un desarrollo incipiente y poco maduro, pero ya visible- algunas cuestiones persistentes en la literatura beat como la búsqueda de sentido, la nostalgia por la inocencia, el rechazo a los valores establecidos o el consumo de drogas y alcohol como expresión de libertad. Todo ello en un Nueva York ensombrecido por la II Guerra Mundial y el desarrollo del capitalismo.
En mi opinión, se trata básicamente de un ejercicio literario a la vez que un divertimento. Me viene a la cabeza Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce la novela escrita entre A. G. Porta y Roberto Bolaño (que también es una suerte de novela policial mezclada con otros subgéneros y en la que resuenan ciertas influencias beat), donde, a pesar de la mezcla y la inmadurez, se adivinan construcciones y miradas que más tarde desarrollarían ambos autores en sus respectivas carreras literarias. En todo caso, una cosa está clara: éste es el germen de la Beat Generation.
Kerouac en la carretera. Sobre el rollo mecanografiado original y la generación beat, Howard Cunnell, Penny Vlagopoulos, George Mouratidis y Joshua Kupetz (Anagrama, 2010)
Y por si fuera poco, hace tan solo unos meses, también en Anagrama se publicaba Kerouac en la carretera. Sobre el rollo mecanografiado original y la generación beat, un interesante libro sobre Kerouac y sus procesos de escritura, más concretamente sobre las distintas versiones de On The Road y sus “mutaciones discursivas”, desde Visiones de Cody (aprovecho para reclamar que esta novela descatalogada sea reeditada) hasta la versión mutilada y “arreglada” que sería publicada finalmente y que todos conocemos, con el título de En el camino, mostrando la complejidad de la composición de la escritura de Kerouac, así como las trabas del mundo editorial en pos del tirón comercial.
Ningún buen escritor escribe sin corregir (lo cierto es que cuando leí la primera vez En el camino me pareció una novela muy bien escrita, y por ello nunca me creí ese rollo del rollo manuscrito y que si Kerouac escribía improvisando). Por ejemplo, poca gente sabe que entre el primer manuscrito de On The Road y la versión publicada por Viking Press de 1957 hay una separación de casi 10 años. ¿Es entonces, Kerouac, un autor que improvisaba? La pregunta, que dedico a muchos críticos de estos últimos años, es evidentemente retórica. Muchas veces lo que podría parecer crítica literaria no es más que sociología literaria –a veces incluso, publicidad literaria- y se soslayan cuestiones fundamentales para entender un texto o un autor, seguramente debido a la ineficacia del crítico o simplemente porque este no conoce bien los textos, algo que en mi opinión, siempre hemos sufrido en España con autores como Jack Kerouac. Este libro, viene al menos a suplir una carencia importante sobre un escritor devorado por su imagen y muchas veces infravalorado, acercando algunas cuestiones vitales para comprender no solo su manera de escribir, sino también su intento de ubicarse en el mundo y buscar una “mirada” personal y única en la literatura.
Son cuatro ensayos, y seguramente sobresale el primero, el más largo y a la vez completo, firmado por Howard Cunnell, “Jack Kerouac y la redacción de En la carretera”, que ahonda en la importancia del complejo proceso de escritura de Kerouac y las innumerables versiones que sufrió la novela, así como muestra sus adversidades ante el inflexible y raras veces arriesgado mundo editorial (máxime en una época de gran conservadurismo). Los otros tres ensayos a la vez que complementan el primero, amplían la lectura de la obra de Kerouac, ofreciendo itinerarios críticos, desde la experimentación del lenguaje hasta la búsqueda de lo auténtico y la influencia de Neal Cassady pasando por la búsqueda de la identidad (sobre esta problemática, tenemos precisamente publicado hace poco tiempo en España una de las últimas novelas de Kerouac, Satori en París, donde podemos comprobar cómo al final, este es el su gran tema literario). El libro, finaliza con un apéndice impagable, una bibliografía crítica titulada “Lecturas recomendadas” sobre nuestro autor, eso sí, en inglés, y con las escasas traducciones al español. Para cualquier lector de Kerouac este libro es muy recomendable.
(Reseña publicada en www.deriva.org).
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