viernes, 27 de enero de 2012

Theo Angelopoulos (1935-2012) o la mirada del extranjero

Hace tan solo unos días que se fue para siempre Theo Angelopoulos, uno de los directores de cine más fascinantes y poéticos que ha parido Europa en las últimas décadas. Desaparece una manera de hacer cine, una mirada única de horadar la realidad y encontrar belleza por medio de imágenes.

Una moto se lo llevó por delante mientras visitaba localizaciones de un barrio de Atenas para su última película, El otro mar que iba a tratar sobre la crisis griega. Después de haber comprobado de lo que era capaz al fusionar poesía y política, mitología literaria y cinematográfica en La mirada de Ulises, me habría encantado ver el resultado de su último proyecto.

Angelopoulos era creador de un estilo y una poética únicas. En un mundo cinematográfico donde abunda el plano contraplano y la sucesión infinita de fotogramas por minuto, además de una trama armada a partir del diálogo y la acción sin matices, la propuesta de Angelopoulos era diferente por pausada, reflexiva, a la vez que enormemente poética, gracias a sus largos planos secuencia y a su poder sugestivo en el tratamiento del espacio y la búsqueda de la identidad, por no hablar del puente que trazaba con la cultura y la mitología clásicas. Construcción sobre blancos, elipsis, silencio, contemplación, todo ello con la capacidad inherente de evocar. Así era (es) su cine.

Aun recuerdo el día que lo descubrí. El poeta canario Rafael-José Díaz me habló del director griego (así como del guionista italiano Tonino Guerra) con una admiración que yo después he compartido. Era allá por 1996 y yo tenía 18 años, cuando vivía en Tenerife. Siempre he agradecido a Rafael-José Díaz que me descubriera a esta pareja tan necesaria para el cine europeo. Mi admiración y mi influencia de Theo Angelopoulos me llevó a escribir dos poemas basados en dos películas suyas en mi primer libro, Un hombre en el umbral o la inclusión de algunas notas suyas en el apartado del blog CinePoéticas (y quién sabe si incluso el título de este blog no tiene ecos de una de sus películas).

El tiempo dirá si su cine es tan necesario como algunos pensamos. Creo que realizadores como Antonioni, Tarkovski o Angelopoulos son una raza en extinción.

Como homenaje a Theo Angelopulos, publico el poema “La mirada del extranjero”, perteneciente a Un hombre en el umbral y basado en La mirada de Ulises.



La mirada del extranjero

El horizonte es un barco azulado cruzando el océano mientras la nieve se acumula en alguna parte y lo blanco se alimenta de lo blanco. Escrutas el paisaje con tu mirada extranjera y lo que ves es un fuego de leones enjaulados, un viaje que casi te lleva media vida en los bordes del naufragio. A veces piensas en el pasado, pero la memoria es un terreno minado lleno de agujeros, una casa ardiendo en una noche de verano. Por eso caminas entre escombros que acumula el destino. A lo lejos, humo de un incendio detenido, ruinas de una isla que tal vez conoces. Sientes el temblor como parte de tu cuerpo, sin otra posibilidad que la ignominia sobre tu cabeza.

Contemplas estatuas gigantes entre el curso del río mientras un barco desaparece en la lejanía y el itinerario se convierte en un sueño envuelto en una película. ¿Se puede volver al pasado, recuperar la mirada perdida entre la nieve? En ese exilio te arrebujas, en los vestigios de una isla de cristal y una pátina borrosa adherida a las piedras que dota de sentido a tu vida, buscando sin descanso una mirada eterna, escrutando el relente, colándote cual perro callejero en los restos de un cine quemado de un edificio fustigado por la guerra.

Conocerás personas perdidas entre la niebla, trenes en medio de un pueblo fantasma, puentes de lava, casas quemadas y ladrillos de barro. Penélope ya no seguirá tejiendo por las noches para no perderte en el abismo. Por eso tal vez tu exilio daría sentido a tu vida si atraparas una mirada, un trozo de tiempo detenido en un instante eterno, como fragmentos de una película extraviada, como un tapiz zurcido por el tiempo.

1 comentario:

  1. Verdaderamente hermoso. Merecido homenaje le has dado a Theo. Apenas lo he descubierto con La eternidad y un día. Tomaré tu consejo de ver La mirada de Ulises. Felicidades desde México.

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