martes, 15 de enero de 2013

Corea: nouvelle manhwa




Corea –vista por 12 autores-, VV AA, (Ed. Ponent Mon, 2007).
El cómic, que está viviendo una edad de oro desde hace unos años, muestra aquí uno de sus lados más interesantes y novedosos, el del diálogo entre culturas diferentes, en este caso entre Europa y Asia, o más concretamente entre Francia y Corea del Sur, para intentar dar a conocer en Europa el cómic de un país a la sombra de Japón, pero que cada vez asoma más la cabeza por derecho propio. 12 historietas: 6 autores coreanos y 6 europeos (5 franceses + 1 italiano) que muestran una visión sobre el país asiático.
Este es el año de Corea en España. Por un lado, hemos tenido la presencia de Corea del Sur como país invitado en ARCO, mostrando sus distintas manifestaciones artísticas, además de una mayor difusión en galerías privadas y centros culturales por todo Madrid; por otro lado, la Filomoteca española ha desarrollado en los meses de febrero y marzo un especial sobre cine coreano contemporáneo, lo que ha permitido comprobar que se trata de una de las más sugerentes y activas filmografías del momento, con varios directores consolidados internacionalmente, y jóvenes realizadores que parecen presagiar una segura continuidad a la de los grandes realizadores surcoreanos. Ahora le llega el turno al cómic. Con este álbum colectivo Ponent Mon –como ya hiciera con Japón-, en colaboración con otras editoriales de Francia, Italia, Reino Unido y Corea, tratan de que el manhwa -el cómic coreano- esté a la altura de otras manifestaciones artísticas. Y por lo que podemos ver en este libro, parece que talento no les falta a los jóvenes y no tan jóvenes autores que nos presentan.
Por el lado europeo (no todos son franceses, Igort es uno de los máximos exponentes del fumetto italiano) se repiten motivos autobiográficos, destacando sus impresiones sobre Corea y en especial Seúl, lo que es normal, pues supone una visión del “Otro”, siempre desde el punto de vista de un occidental, para quien la visión del país asiático siempre constituirá una mirada más exótica que cotidiana. Hay propuestas brillantes, como las de Igort o Guillaume Bouzard, o la presentación de algunos jóvenes valores prácticamente desconocidos en España (Tanquerelle, Vanyda, Mathieu Sapin, o Catel), que muestran un gran nivel en sus historias. Los autores coreanos parecen decantarse por un interés más profundo sobre ciertas cuestiones como la historia y sociedad de Corea del Sur, la relación entre el hombre y la naturaleza o la memoria. Son notables todas las historias, desde las poéticas El árbol de Solgeo de Lee Doo-ho, o Cenicienta de Park Heung-yong a las personalísimas El conejo de Byun Ky-hyun, La lluvia que pasa vuelve de Chaemin, La paloma Faksa de Choi Kyu-sok o la entrañable El pino de Lee Hae-jae.
Es cierto que todavía hay unas diferencias marcadas entre estos dos grandes países (lo que se podría extrapolar al cómic asiático frente al cómic europeo), sin embargo, con experimentos como este, unido al ya histórico encuentro entre dos culturas tan importantes en el cómic como el manga japonés y la BD franco-belga propiciado por el imprescindible Frédéric Boilet, se enriquece y amplía el lenguaje del cómic, demostrando que tenemos mucho más en común de lo que pensamos y que los años venideros nos depararán muchas sorpresas.
Es de agradecer que existan editoriales como Ponent Mon que apuestan claramente por un tipo de cómic novedoso e híbrido, como el nouvelle manga o el nouvelle manhwa. Esperemos que esto no se quede en un proyecto, y que podamos ver y apreciar más cómics de uno de los países más deslumbrantes del momento.
(Reseña publicada originariamente en www.deriva.org en 2007).









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