La forma inicial. Conversaciones en Princeton,
de Ricardo Piglia (Sexto Piso, 2015. Edición de Arcadio Díaz Quiñones y Paul
Firbas).
El libro publicado por Sexto Piso y editado por
Arcadio Díaz Quiñones y Paul Firbas es un compendio de textos basados en
entrevistas, conversaciones, ensayos y discursos de Ricardo Piglia a lo largo
de los últimos años en las universidades de Princeton (Nueva Jersey), Talca
(Chile) o la Biblioteca Nacional de Buenos Aires. Entre tanta aparente
diversidad, destacan algunos de los temas recurrentes del autor argentino que
acaban conformando coherencia al volumen: los modos de narrar, los procesos de
lectura activa y sus distintas variantes, los desvíos del canon, la novela
policial, la circulación de los textos, así como distintas cuestiones sobre
escritores como Juan Carlos Onetti, Julio Cortázar, James Joyce o William
Faulkner, entre otros.
Piglia es un escritor que aglutina en sus libros
no solo géneros diversos, sino temáticas y reflexiones heterogéneas, si bien al
final uno encuentra una cohesión sólida en la base de su discurso, y ese es uno
de los valores que el lector encontrará en estas páginas. Sus reflexiones
tienden a ser laterales a la vez que agudas, y discuten el proceso del canon o
la tradición. Su pensamiento tiene mucho de cuestionador y extiende los
sentidos y las maneras de leer al enfrentarse a esos mismos elementos de
dominación literaria y pensamiento único.
Según Paul Firbas en el prólogo: “La ficción en
Piglia es, entre otras cosas, una forma de intervención en los debates teóricos
e intelectuales, desde la lógica de ciertos géneros literarios, como la novela
policial, la nouvelle o el cuento breve”. Esas preocupaciones pueden
apreciarse también en su narrativa, pues la obra del autor argentino es
paradigmática en cuanto a la fusión de géneros, como ocurrió con Respiración
artificial (publicada por primera vez en 1980) o Formas breves (2000).
En ellas, se trate de ficción o ensayo, los géneros y las temáticas se funden
con naturalidad, porque el ojo pigliano es fragmentario y a la vez total. Por
ello, las etiquetas resultan insuficientes en un proceso de lectura horizontal,
que siempre se está recreando. Porque, como él mismo señala: “la lectura no es
lineal, el que lee se desvía”. Este podría ser uno de los núcleos sobre el que
se desarrolla la propuesta pigliana.
El subtítulo del libro, Conversaciones en
Princeton, deja patente la intención del autor así como de sus editores:
reflexionar, debatir, cuestionar, por medio de la oralidad. Piglia, al igual
que su admirado Jean-Luc Godard, utiliza las conversaciones, las entrevistas y
los congresos para reflexionar en voz alta y exigir la participación del
espectador/lector, para fomentar el debate y la digresión (como ya ocurriera en
Crítica y ficción). Como en el caso del director de Banda aparte,
lo que podría parecer un contradiscurso o en todo caso un discurso desviado, no
deja de ser un ensayo certero que logra acceder a los entresijos de la
literatura de manera natural, con un tono que permite dar cabida a la
improvisación y al diálogo. Las reflexiones de Piglia no solo interpelan al
lector, también establecen un debate abierto con teóricos de la talla de Walter
Benjamin, Viktor Shklovski o Henry James.
Lo cierto es que su experiencia como profesor
universitario en Estados Unidos o Argentina le ha llevado a reconocer que para
él la docencia se trata de “enseñar un modo de leer”. Porque Piglia es
escritor, crítico literario y profesor de literatura, y en este volumen, pueden
apreciarse esas tres vertientes fundidas en una sola. Leer como lee Piglia es
revisarlo todo, sin aceptar los dogmas establecidos por el pensamiento
dominante. Un ejemplo de ello es el capítulo que cierra el volumen, “Secreto y
narración”, que ya había sido publicado en el libro editado por Eduardo Becerra
El arquero inmóvil, sobre la poética del cuento, donde Piglia analiza la
nouvelle y la función del narrador, utilizando como ejemplo Los
adioses, de Juan Carlos Onetti. En este tipo de género ambiguo, tan
escurridizo a las teorías, Piglia se mueve como pez en el agua y nos ilumina
ante cuestiones que difícilmente suelen encontrar una solución, como la
interpretación de la “historia que no ha sido narrada”, y el poder legítimo del
lector: “En la nouvelle, es el lector quien tiene que definir la
narración”.
La forma inicial. Conversaciones en Princeton,
añade un capítulo más a la literatura pigliana, a ese todo que constituye su
obra ficticia y crítica. En el caso de los no iniciados en el autor argentino,
puede ser una buena manera de acercarse a su pensamiento. El propio Piglia
señala en el prólogo que estos textos son “modestas tentativas de plantear
algunos de los problemas de la narración y sus consecuencias”. Lo que ocurre es
que esas “tentativas” suelen conllevar una inteligencia e indagación que pocas
veces percibimos en la crítica literaria.
(Reseña publicada en abril de 2016 en
www.culturamas.es).
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