Háblale sobre la diferencia. Convierte la diferencia en habitual. Haz normal la diferencia. Enséñale que valore la diferencia. Y no es para que sea justa o buena, sino simplemente para que sea humana y práctica. Porque la diferencia es la realidad de nuestro mundo. Y al enseñársela, estás equipándola para sobrevivir en un mundo diverso.
(Chimamanda Ngozi Adichie, Querida Ijeawele: cómo educar en
el feminismo, Literatura Random House 2017).
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