… ni un eterno dolor sufrir podía, ni ser su cuerpo pasto perdurable…
limosna:
vendrá el vencejo
y luego el estornino
y un día desearás que no regresen
al menos
a tus ojos
exhaustos;
los arrullará el viento
en las ramas
cada vez más lejanas.
*
Si no dejara que manase
mi sangre
se iría volviendo negra.
Es así:
he de ser herido
para no herirme yo.
(Juan Hermoso, Las furias. Eolas Ediciones, 2019).
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