Owen Noone y el Bandido de Douglas Cowie (Siruela, 2006. Traducido por María Corniero).
Esta primera novela del autor Douglas Cowie es una historia sobre la fama, los sueños, las frustraciones, la incomunicación, la amistad, el amor, el rock, pero también sobre los EEUU y el antisueño americano, circunscribiéndose a la mejor tradición de novela norteamericana.
Owen Noone y el Bandido son dos jóvenes sin muchas ambiciones que un día se conocen y deciden, tal vez para vencer el aburrimiento, montar un grupo de pseudofolkpunk, versionando viejas canciones folk. Sólo que no saben tocar ningún instrumento. Así, se compran sendas telecasters, y casi como quien no quiere la cosa, se convierten en un grupo de rock indie que sale en la portada de la revista Rolling Stone. A partir de ahí, comienza una historia llena de viajes, peripecias, encuentros y desencuentros que les hará conocer el éxito, pero también perder la inocencia y algunas otras cosas, lo que los enfrentará a múltiples vicisitudes.
Narrada por el Bandido (tímido e introvertido, siempre en la sombra), describe la creación del mito de Owen Noone (que para muchos tiene parangón con las desapariciones de Kurt Cobain o Richey de los Manic Street Preachers) a la vez que revela la personalidad escurridiza y los fantasmas del propio Bandido.
La primera parte de la novela deriva hacia el road movie que lleva a los personajes a viajes sin mucho sentido, buscando una parte del sueño americano, o lo que es lo mismo, buscándose a sí mismos. Viajes hacia ninguna parte, recorriendo pasajes y paisajes monótonos e infértiles, que en muchos casos puede resultar una metáfora de los EEUU, situaciones en las que los personajes se acercan al vacío existencial, que a veces recuerda a películas como París, Texas de Wim Wenders o Extraños en el paraíso de Jim Jarmusch.
Ya en la segunda parte, asistimos a la creación del mito: el primer álbum, las multinacionales, el dinero y la fama. La vida del rock aunque un poco diferente, pues ante el lema sexo, drogas y rock and roll aquí sólo tenemos rock and roll. Pero todo esto acarrea infinidad de problemas entre los tres (junto a Anna, compañera sentimental de Owen), lo que les hará replantearse sus vidas repetidas veces. Asimismo, es interesante la subtrama con tintes políticos del padre de Owen, el senador Jack Noone, que además de enriquecer la historia, supone una tensión que siempre deriva hacia las carencias y dobles morales del gran país norteamericano, y por supuesto recalca la situación del hijo huérfano, que puede parece tópica, pero que Cowie sabe dotarlo de un sentido necesario para el devenir de la novela.
Además de ser una historia particular, con unos personajes concretos, Owen Noone y el Bandido podría muy bien ceñirse a cierto imaginario de la visión de América a través de sus personajes, peripecias, paisajes y situaciones, como en algunos de los grandes escritores estadounidenses de segunda mitad del siglo XX que ponen en evidencia la complejidad de la sociedad y el american way of life (Charles Bukowski, John Cheever, Jack Kerouac, JD Salinger, Raymond Carver, Richard Ford…) aunque siempre queda en el relente esa gran novela sobre el éxito y el “sueño americano” que es El gran Gatsby de Scott Fizgerald.
Según el propio autor, lo que él intentó fue escribir una novela rock. Y lo ha conseguido, pero sobre todo, se trata de una gran novela.
(Reseña publicada en www.deriva.org en 2006).
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