Undergods, dirigida por Chino Moya. Reino Unido, 2020.
K y Z conducen un camión en una ciudad devastada y recogen cadáveres mientras se cuentan historias inquietantes.
Una historia dentro de otra historia dentro de otra historia. La narración se convierte en una manera de proyectar miedos y anécdotas, como Las mil y una noches en una sociedad hecha jirones. Las historias se ramifican, se embuclan en espirales que no tienen solución.
Un paisaje postapocalíptico, como después de una guerra que solo ha dejado sordidez y deshumanización. Una sociedad distópica donde los personajes son como marionetas que se comunican a duras penas. El absurdo de unas vida alienadas, el sometimiento de una sociedad brutal. Como si Kafka hubiera escrito un guion en pleno siglo XXI.
¿Hay algo en común en esas historias rizomáticas? Hombres que no son capaces de controlar la situación y tienen miedo de perder a sus mujeres o hijas; extraños que entran en la vida de uno y alteran el orden cotidiano.
La fotografía, con tonos azulados (que recuerdan al ilustrador e historietista Enki Bilal), la arquitectura brutalista, junto a la atmósfera decadente del Este de Europa (la película se rodó en Belgrado y Tallin), ayudan a configurar una ambientación turbia y brutal.
Extrañamiento, surrealismo, poesía. Ecos de E.T.A. Hoffmann, David Cronenberg, David Lynch, Yorgos Lanthimos, Michael Haneke.
Una película distópica que también es un cuento que también es una historia de terror psicológico.
Una película de culto.
(Ver en Filmin).
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