El cómic siempre se ha fijado en la literatura y ha adaptado multitud de obras. Últimamente abundan tanto las adaptaciones de obras literarias como las biografías de escritores. La mayoría de propuestas resultan miméticas y las ilustraciones acompañan los textos sin aportar mucho más que la simple "decoración" o visualización de escenas con palabras. Sin embargo, hay algunos casos donde el cómic parte de una obra literaria para homenajearla realizando un trasvase al lenguaje tebeístico. Un buen ejemplo de ello es Ciudad de cristal, novela gráfica de Paul Karasik y David Mazzucchelli basada en la novela homónima de Paul Auster. En este cómic se respeta el texto y la historia originales pero se representa partiendo de las cualidades del lenguaje tebeístico, incluso ofreciendo algunas escenas memorables desde el punto de vista visual.
Otro caso similar es El corazón delator y otros relatos extraordinarios, de Alberto Breccia, conjunto de cinco historietas con estilos diferentes y en momentos distintos de su vida (una en blanco y negro y cuatro en color) donde el autor de origen uruguayo rinde homenaje al gran Poe. Breccia, que también ilustró Los mitos de Cthulhu o Drácula y junto a Oesterheld una versión posterior de El eternauta y Mort Cinder, plantea en este compendio de relatos un ejercicio de elipsis y síntesis, reduciendo el texto original de Poe hasta quedarse con lo esencial, añadiendo unas ilustraciones poderosas y altamente expresivas. En la primera historia, "El corazón delator", llama la atención el contraste de blanco y negro y los primeros y primerísimos planos. La tensión en torno al personaje principal, que en el relato de Poe dilucida sobre sus obsesiones y la locura, se concentra en apenas unas páginas donde algunas viñetas se repiten a modo de rimas visuales (como certeramente señaló Benoît Peters). Este juego de repeticiones sin apenas variaciones realza la tensión de la escena a la vez que intensifica la expresividad gráfica. El tiempo se congela y la tensión se multiplica. En la trasposición hacia el cómic se plantean rasgos que en el relato literario se resuelven de otra manera. En ambos casos asistimos a obras cumbres de la concentración del terror y la angustia psicológica.
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