viernes, 31 de diciembre de 2010

Definiciones de mapa


Hace tan solo unos días estuve en León y pude conocer el MUSAC, el Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, y lo cierto es que me ha gustado mucho. Llevaba varios años con ganas de conocerlo. Me fascina el edificio anguloso, lleno de cristales de colores donde se refleja el sol al atardecer, dotándolo de una belleza casi irreal.

Había una exposición, titulada “Modelos para armar. Pensar Latinoamérica desde la colección MUSAC” (que durará hasta el 9 de enero de 2011), heterogénea y sugerente, una pequeña muestra del arte que se hace en Latinoamérica. Me llamó la atención un hermoso texto junto a un mapa. Lo dejo aquí como una muestra de la exposición, y también porque creo que ese texto contiene una reflexión sobre la literatura y el arte en general, así como sobre el ser humano en particular.


“J’écris pour me parcourir”

Henri Michaux

“On ne compendrait pas le finit sans l’infinit”

Nouveau Traité d’Astronomie à l’usage des demoiselles

Prólogo

El universo, escribió Lewis Carroll, contiene cosas, por ejemplo yo, Londres, el color escarlata, la carta que recibí ayer. La lista podría aumentarse porque el universo, se sabe, coincide con el infinito sueño de ser Nada. Así, alguien podría proponer el otoño del año 1536, o un vasto río aéreo de pájaros dolientes, o los chicos que se enamoraron de la maestra, o el poema justo, el que se conoce antes de ser leído, y todavía nada se habría agotado, nada habría empezado a perder su derecho al vacío.

Quizás por esa razón, lo que llamamos un mapa es un conjunto de líneas diversas que funcionan al mismo tiempo como armadura, premonición, código lingüístico y colección arbitraria de la memoria. Hay líneas que representan algo y otras que son abstractas. Las hay que forman contornos y las que no, éstas son las más hermosas. Las líneas son los elementos constitutivos de los acontecimientos, los que vivimos con otros, los que vivimos a solas, los que soñamos o tenemos, algo así como un escenario dispuesto para el periplo de los deseos. También son las coordenadas que nos ayudan a perdernos, a agotar aquello que sabemos, y así llegar más rápido al cansancio y a la entrega. No sería otra cosa la escritura, el sueño de unos paseos interminables por paisajes olvidados, una grafía incierta donde cada lugar es un mundo (un espacio interior) que indica solo lo impronunciable: esa quietud inspirada donde buscamos reconocernos, unirnos a aquello de nosotros mismos que pertenece al Absoluto, en el que todo participa.

M. N.

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