Kafka, de Robert Crumb y David Zane Mairowitz, La Cúpula, Barcelona, 2010.
Antes de nada, quiero dejar algo claro. Este libro es una "Introducción" a Franz Kafka. Pero, por otro lado, se trata de un cómic notable. Crumb logra que la historia marginal de Franz Kafka y la sugerencia de sus narraciones cobren vida por medio de la imagen. El trazo nervioso y redondo de Crumb transciende el guión perfectamente adaptado de Mairowitz, aunando pasión literaria y documentalista, ya que logra sintetizar la vida y la obra de uno de los escritores más conocidos y leídos del siglo XX. Algo que me ha llamado la atención es precisamente cuánto hay de Crumb en este libro. La fuerza del dibujo y las formas de Crumb respiran vitalidad y se erigen como una forma que atraviesa lo meramente físico para llegar a la profundidad psicológica, mostrando ansiedades existenciales o devaneos emocionales. La técnica de grabado, las sombras y los juegos de luz, el blanco y negro, encajan perfectamente con la atmósfera opresiva del centro de Europa de principios de siglo XX y la atormentada vida del autor de El castillo.
El libro supone un acercamiento a las claves de la obra de Kafka a partir de su relación con la cultura hebrea, así como la lucha entre la lengua alemana y checa, las complejas relaciones de Kafka con su padre, y los distintos escarceos con mujeres. Y lo interesante del guión es el montaje de historias biográficas con las narrativas, con fragmentos de sus novelas y algunos relatos como “La muralla china” o las espléndidamente dibujadas “La madriguera” y “La colonia penitenciaria”.
Que un libro de cómic sea un homenaje al gran autor checo es algo que puede interesar a los aficionados a Kafka así como a los de Robert Crumb. Sin embargo, conozco a mucha gente que dice “no me gusta Kafka porque es tedioso” y yo les preguntaría si nuestras vidas no son tediosas. Muchos dudarán, otro dirán que sí; en todo caso, creo que Kafka habla de nosotros mismos, aunque uno no sea judío, ni checo, ni hable alemán ni odie a su padre. Y este cómic puede ser una más que saludable introducción al mundo kafkiano, es más, creo que para quien Kafka pueda resultar tedioso o incómodo, este libro le animará a leerlo después. Pero no olvidemos lo más importante: este libro, no es un libro de literatura, Kafka es un (espléndido) cómic y como tal hay que considerarlo.