Mohamed
Chukri nació en una aldea del Rif (Marruecos) en 1935. Tuvo que
abandonar su pueblo debido al hambre y a la deserción de su padre al
ejército colonial español. Siendo analfabeto hasta los veinte años,
aprendió a leer y escribir y se convirtió en escritor. Todo esto se
cuenta en sus dos libros El
pan desnudo y Tiempo
de errores. En
ellos Churkri muestra el lado oscuro de la vida de Marruecos, la
pobreza de un país que mira cómo el ejército español deambula por
sus calles en la época del Protectorado. Murió en 2003, a la edad
de sesenta y ocho años, a pesar de sus insistentes ganas de seguir
dando guerra en su Marruecos natal.
El
pan desnudo, Tiempo de errores y Rostros,
amores, maldiciones son
sus tres grandes libros traducidos al español. Es una trilogía
autobiográfica, ya que a lo largo de los tres libros encontramos un
hilo –sintético y cortado numerosas veces- de su vida, desde que
es un niño y abandona su pueblo natal, pasando por varias ciudades
como Larache, Tetuán o Tánger, ciudad esta última donde vivirá
hasta la vejez.
Su primera novela fue un
golpe de efecto que rápidamente se tradujo a los principales idiomas
del mundo. El
pan desnudo es
una visión descarnada de la vida del pequeño Mohamed que tiene que
luchar para sobrevivir de la pobreza que asola a su familia, del
abuso dictatorial de un padre carcomido por el dolor y la
culpa, todo ello con un sentido apego a la vida, y en ocasiones con
un ansiado vivir poético. El estilo
es uno de los aspectos más interesantes en Chukri: conciso y a veces
hasta parco, pero lleno de fuerza y visualidad; frases cortas,
directas, sin fisuras, limpias como un hueso y poéticas como un
desierto.
Hay una deuda con la novela
picaresca que es indudable. Da igual si Chukri leyó El
Lazarillo (lo
más probable es que sí lo leyera porque era un gran lector de
literatura en español), pero lo cierto es que los pasajes salvajes,
el hambre, los primeros trabajos, los primeros escarceos sexuales, recuerdan esta novela y rasgos propios del género picaresco,
con un submundo lleno de putas, malhechores, bebedores, aventureros,
pero sobre todo, supervivientes del arduo día a día.
Sin embargo, insisto, Chukri siempre tiene un hueco para la ternura,
para la mirada buscadora de belleza, y es que el escritor marroquí
encuentra poesía en la miseria, en la obscenidad de los burdeles
tangerinos, en el polvo y los harapos, en la sordidez de la vida
cotidiana de un Marruecos pobre y bello. En esto es indudable su
analogía con el escritor norteamericano Charles Bukowski. Pero no
olvidemos que Chukri publicó El
pan desnudo en
1972, por lo que es prácticamente imposible que conociese la obra de
Bukowski. Lo digo porque muchas veces han denominado a Chukri el
Bukowski árabe, pero habría que preguntarse si no es Bukowski el
Chukri occidental o estadounidense. En todo caso, es cierto que
tienen muchas cosas en común; ambos escriben sin morderse la lengua
sobre el vacío de la sociedad y la supervivencia del mundo marginal, los dos con estilos más o menos similares. Podemos apreciar así
que EEUU (Occidente) y Marruecos (Oriente musulmán) están mucho más
unidos de lo que muchos creemos.
Hay tres
temas que son recurrentes en los tres libros: la pobreza, la soledad
y el sexo. Y los tres se funden como expiación para sobrevivir, con
la ambigüedad del que se mueve en la sordidez pero encuentra, en esa
misma sordidez, un lugar común donde reconocerse. En El
pan desnudo apreciamos una prosa sintética, con importantes elipsis que el lector deberá
recomponer, pero también reflexionar acerca de su naturaleza. La
fragmentación nos indica cuán efímera es la vida, así como intensa y en ocasiones dramática. Siempre con un Marruecos sin
libertad de fondo, repleto de tropas españolas y estadounidenses, el
pequeño Mohamed encuentra su cara libertad que no es otra que la del
marginado, con todo el precio que tiene que pagar, resuelto de
manera magistral en la última frase del libro. Tiempo de errores, es una continuación lógica y lineal. Mohamed deja de ser un niño y experimenta con las drogas y conoce el amor, pero sobre todo el sexo. Los 60 son el cambio para cierto Marruecos: los hoteles de lujo, las discotecas, las nuevas generaciones. Incluso Tánger se pone de moda para los beatniks y escritores aventureros en busca del exotismo tangeriano; Kerouac, Paul Bowles, Genet... pero el Marruecos que conoce Mohamed y la mayoría de los marroquíes es otro. Lo más interesante de esta novela es el cambio de Mohamed. Anclado
en las calles, siempre muestra un ápice de cordura y descubre la
escritura y posteriormente la literatura. Desde entonces, la
literatura será su salvación: soñar con otras vidas y llegar al
conocimiento, lo que no le permite la vida real. Chukri llegaría a
afirmar: “La verdadera vida hay que buscarla en los libros”. Y
que esto lo escriba alguien como él dice mucho de su amor y devoción
por la literatura. Sin embargo, Mohamed tiene problemas de salud
mental y pasa temporadas en un psiquiátrico, de donde resultan
inolvidables algunos pasajes que reflejan muy bien la
incomprensión y la dramática cordura de los enfermos.
Tres libros como tres etapas de la vida. La niñez o infancia en El
pan desnudo,
la adolescencia y juventud en Tiempo
de errores, y
por último la vejez, lo que retrata con una sapiencia
excepcional Rostros,
amores, maldiciones. Chukri
ha vivido mucho, y quiere rendir un homenaje a Tánger, que ya no es
lo que era, como él mismo explicita en las primeras páginas, a
alguna puta que fue especial para él y a curiosos personajes
repletos de locura y soledad, pero en general a toda una vida. A
medio camino entre los relatos, las memorias y las misceláneas.
Algunas opiniones son significativas: “Y es que cuando me busco en
los otros, vuelvo la mayoría de las veces a mí mismo”. Al final
la soledad acaba siendo un bálsamo ante tanta desidia. Ahora el tono
es altamente reflexivo y la acción y la intensidad de las calles y
los burdeles se han convertido en recuerdos y digresiones de un
hombre que fuma y bebe en silencio, alejado del bullicio, escondido
en el final de una barra o sentado en un rincón oscuro de un bar y
cubierto de sombra, mientras lo único que brilla tras la penumbra
son sus ojos tristes y felinos.
Todo es
un modo de expiación para Chukri, un intento de seguir para adelante
y superar la adversidad con intensidad, venciendo el miedo, el pasado
y hasta el futuro, no ahogarse en la sordidez, el hambre y la falta
de cariño. Mohamed Chukri no sabía leer ni escribir con veinte años
y acabó siendo un importante escritor, pero no sólo eso, ya que,
como él mismo ha contado en varias entrevistas, aprendió español y
leyó mucha literatura española e hispanoamericana, y no en vano
tradujo al árabe a autores como Lorca, Machado o Aleixandre.
Chukri demostró que la vida es una recta y que ante la adversidad se
pueden conseguir logros que en un principio parecen imposibles,
gracias a la fuerza de voluntad y constancia. Y esto lo alcanzó alguien que, como él mismo decía, bebió bares enteros y arrasó
con bibliotecas llenas de libros. Escurridizo como una culebra y con
la destreza de un felino.
(Artículo publicado originariamente en www.deriva.org en 2004).
Una maravilla de acercamiento a la obra de Chukri.Cayendo en las etiquetas de marketing literario que tanto se usan, en su momento se le vendió como el Bukowski árabe (sic).A pesar de algunos lugares comunes creo que la obra de Chukri tiene cosas que no se encuentran en la del viejo Chinaski. Leí en su momento a Chukri y últimamente estaba planteándome releerlo. Además es literatura de esa que tanto nos gusta a cierto tipo de lectores "desesperados" :-D
ResponderEliminarGracias por el artículo!
Al leer este artículo he recordado un anuncio en el que usan las palabras del texto "¿Así que quieres ser escritor?" de Charles Bukowski.
ResponderEliminarNo sé si lo habrás visto... aquí te dejo el enlace:
http://www.youtube.com/watch?v=2IT6F9FMhLY
Un saludo Carlos!!
Buscaré esas obras en la Biblioteca. Una lástima que Chukri muriese; por lo menos, ha dejado una obra corta pero interesante. Y es cierto, al tener una enfermedad mental, suele ser un incomprendido. Algo así como un cierto miedo a lo desconocido.
ResponderEliminar¡Abrazos, Carlos!
Hola Hyeronymus:
Eliminarsabiendo lo gran lector que eres, me encantaría saber tu opinión si te haces con algún libro de Chukri.
Abrazos!
Anacoreta, ay, las etiquetas de marketing literario...
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con eso de que nos gusta a "cierto tipo de lectores 'desesperados'"... Ya me dirás si relees a Chukri qué te parece.
Un abrazo!
Hola Anónimo: no conocía el anuncio, te agradezco que me hayas enviado el enlace... Por lo menos resulta curioso... Y muy buen texto de Bukowski.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola, Carlos!!!
ResponderEliminarEste verano buscaré algún libro de Chukri. Ya te informaré.
Abrazos, H!!!