lunes, 31 de marzo de 2014

William S. Burroughs: el tedio norteamericano


Y el tedio norteamericano nos va encerrando como ningún otro tedio del mundo, peor que el de los Andes, pueblos de alta montaña, viento frío que baja de los montes de tarjeta postal, aire fino como la muerte en la garganta, ciudades fluviales de Ecuador, malaria gris como la droga bajo un sombrero negro de vaquero, escopetas que se cargan por la boca, buitres que picotean las calles enfangadas...

(…)

Pero no hay tedio como el tedio norteamericano. No lo ves ni sabes de dónde sale. Coge uno de esos bares elegantes, al final de una calle de un barrio nuevo (cada manzana tiene su bar y una botica y un supermercado y una tienda de bebidas). Entras y te topas con él. Pero, ¿de dónde sale?

No es del camarero, ni de los clientes, ni de la tapicería de plástico color crema de los taburetes, ni de la luz confusa de neón. Ni siquiera de la televisión.


(William S. Burroughs, El almuerzo desnudo, Anagrama, 2006. Traducción de Martín Lendínez).

2 comentarios:

  1. Hola, Carletes!!!
    Lo he leído. De hecho, lo busqué en PDF, pero no consigo encontrarlo. De todas maneras, hay que leerlos en el contexto del conjunto de la novela, porque sino no se comprenden los dos párrafos, que tratan sobre el aburrimiento, y por debajo, más profundo, de su experiencia con las drogas (que tomó de todo); pero la trama es aún más grande y compleja.
    Abrazos, H.

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    1. Hola Hyeronymus:
      es cierto que este fragmento forma parte del contexto de la novela, y lo explicas muy bien, pero me pareció divertido sacarlo de esa novela y leerlo de otra manera, sin más referencias.
      Un abrazo!

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