lunes, 3 de agosto de 2015

Lee Ranaldo: Road Movies



Toronto

Esta noche me arrancaron la cadena del cuello
cuando me incliné hacia el público mientras tocábamos Kool Thing.
También me quitaron el reloj,
me rompieron los pantalones nuevos,
mientras daban vueltas a un ritmo estroboscóbico
para alcanzar un estado olvidado hace tiempo.
Trataban de liberar algo indescriptible,
algo inconmensurable, durante un rato.
Me obligaban a saltar,
poniendo ascuas bajo pies,
conteniendo la respiración,
incitándome,
haciéndome pagar por lo que no pueden hacer por sí mismos,
con la esperanza de que yo colmara el vacío
que sienten en sus cabezas
pequeñas y puntiagudas.
Intentaban llegar al éxtasis en la sala,
estatuas aladas que observan,
que a gritos pedían más, siempre más, hasta que finalmente
-finalmente-
la energía se liberó, pasó a mi cuerpo
y me mantuvo en vela toda la noche con visiones delirantes e inagotables.
Ellos pudieron acabar el día
saciados
y desfilaron hacia el frío,
algunos con su amante,
pero la mayoría
no eran más que unos críos
que al final iban a poder dormir.

*

OCTUBRE

aquí
llega
octubre
y
llevo
seis
meses
fuera
de
casa.

todos
los
adioses
se
han
pronunciado.

he
soltado
toda
la
carga.




(Lee Ranaldo, Road Movies.  Acuarela Libros, 2003. Traducción de José Elías Rodríguez Cañas y Tomás González Cobos).

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