lunes, 31 de diciembre de 2012
Queens Of The Stone Age: Go With The Flow
Quiero despedir el año 2012 con este vídeo de los siempre grandes Queens Of The Stone Age, y dar entrada al 2013. ¡¡Feliz año y rock and roll!!
lunes, 17 de diciembre de 2012
Correr o sucumbir
Correr, de Jean Echenoz, Anagrama, 2010. Traducción del francés de Javier Albiñana.
La vida de Emil Zátopek
(1922-2000) es la vida de la Europa de mediados se siglo XX, con sus
contradicciones y sus miserias. Atleta checoslovaco que ganó varias medallas
olímpicas, Emil Zátopek era un joven superdotado para la carrera de larga
distancia, a pesar de contar con un estilo poco ortodoxo. Era un hombre
sencillo, que se dedicaba a correr bajo el contexto de una Europa convulsa
todavía por el nazismo, mientras avanzaba
por el Este el comunismo soviético, que utilizaría al gran atleta checo como
herramienta de propaganda e incluso acabaría marginándolo socialmente al final
de su carrera cuando apoyó la Primavera de Praga.
La Locomotora Humana (así
llamaban al corredor checoslovaco) se dedicaba a correr, tal vez para huir de
la tiranía de las dictaduras, tal vez, para huir de sí mismo. Y mientras
tanto, batió varios récords mundiales. Bueno, más bien los pulverizó. Y también ganó varias medallas olímpicas. Todavía hoy, Emil Zátopek mantiene una hazaña no
igualada: tres medallas de oro en 5000 metros, 10000 metros y maratón en los
JJOO de Helsinki 1952.
Esta novelita tiene múltiples
lecturas, si bien su escritura es sencilla (la escritura de Echenoz es precisa
y limpia como un hueso y elegante como un galgo) y no está exenta de fina
ironía. Esta mezcla de ficción y realidad es fecunda en el autor francés, que también ha novelizado las biografías del músico Maurice
Ravel y del ingeniero Nikola Tesla.
El propio Echenoz, decía en una
reciente entrevista al diario El País: “Correr es lo que le daba vida, pero al
mismo tiempo se la robaba, porque le quitaba todo el tiempo, le arrebataba casi
todo”. Esta paradoja resume no solo la novela, sino la condición humana, y
revela el absurdo al que está sometido el ser humano ante la sociedad
totalitaria. Y ese es su atractivo: comprobar cómo un personaje que para muchos
es un héroe, solo puede superar la adversidad por medio del deporte. Pero no se
trata de correr como un acto de huida, sino como un acto individual, libre, que
permite aislarse ante las terribles vicisitudes que encierra la realidad más
cotidiana y absurda. Y ahí, en ese soplo de libertad, se encuentra también la
cautividad.
¿Cuánto hay de biografía y cuanto
de ficción? Qué más da. Lo que importa, es que Correr se lee muy bien y casi diría que crea adicción. El
propio Echenoz leyó miles de artículos sobre Zátopek, pero no la biografía
sobre el corredor checoslovaco. De ahí el interés literario del libro, de la capacidad
del autor de Me voy para
literaturizar vidas ajenas. ¿Qué es, si no, el trabajo de un novelista?
lunes, 10 de diciembre de 2012
Hans Magnus Enzensberger: Modelo para una teoría del conocimiento
Aquí tienes una caja,
una caja grande
con una etiqueta que dice
caja.
Ábrela,
y dentro encontrarás una caja,
con una etiqueta que dice
caja dentro de una caja cuya etiqueta dice
caja.
Mira adentro
(de esta caja,
no de la otra)
y encontrarás una caja
con una etiqueta que dice…
y así sucesivamente,
y si sigues así,
encontrarás
tras esfuerzos infinitos
una caja infinitesimal
con una etiqueta
tan diminuta
que lo que dice
se disuelve ante tus ojos.
Es una caja
que sólo existe
en tu imaginación.
Una caja
perfectamente vacía.
(Hans Magnus Enzensberger, El hundimiento del Titanic, traducción de Heberto Padilla).
viernes, 7 de diciembre de 2012
Ice Haven, de Daniel Clowes
Ice
Haven, de
Daniel Clowes (Reservoir Books-Mondadori, 2006).
El mundo del cómic no sería lo mismo sin la presencia de
Daniel Clowes (1961, Chicago, EEUU), quien ha logrado imponerse como un autor
de culto leído y admirado a partes iguales, aunando sensibilidad literaria,
humor crítico y un dibujo depurado. Gracias sobre todo a su notable Ghost
World, el autor de Chicago demostró que la
novela gráfica puede tener una profundidad narrativa propia.
Clowes casi siempre utiliza los estereotipos americanos
para mostrar el lado sórdido de la realidad. En algunos casos, puede asemejarse
al del realizador cinematográfico Todd Solonz (en el humor negro, en el
desparpajo y la falta de pudor), pero lo cierto es que Clowes emplea menos el “patetismo
solonziano” y más la teoría del iceberg popularizada por Hemingway, donde todo
lo que se ve no es todo lo que hay. En muchas ocasiones se ha dicho que Clowes
es un gran narrador ligado a la mejor tradición norteamericana de cuentistas
(Ernest Hemingway, Raymond Carver, Sam Shepard), desarrollando historias
sencillas sobre la problemática de la vida cotidiana. Es lo que ha demostrado
en novelas gráficas como Ghost World, David
Boring, o incluso en Como un
tallo de hierba, Joe, una pequeña
historieta perteneciente al número 6 de su revista Bola 8 (Eightball) y ahora agrupada junto a otras ocho historias cortas en Caricatura
(Ed. La Cúpula), alcanzando un gran nivel
de calidad y efectividad narrativa. Además, el autor estadounidense ha sabido
alternar historias sencillas con otras más disparatadas a lo largo de su
carrera, destacando la fascinante Como un guante de seda forjado en
hierro (también editado en un álbum) o la gamberra ¡Poussy!, todo un
alegato paródico y crítico del mundo del cómic o incluso el pastiche en Lloyd
Llewellyn.
Con Ice Haven (hasta
el momento su mejor obra), Dan Clowes logra sorprender aún más, si bien, se trata de una novela gráfica compleja, caleidoscópica,
con varios elementos deudores del posmodernimo literario. Uno de
los mayores atractivos de Ice Haven es
su formato apaisado –que recuerda a la monumental Jimmy
Corrigan de Chris Ware- y también la
soltura con la que Clowes retrata a una ciudad –que puede ser cualquier ciudad
pequeña de EEUU-, gracias a una serie de pequeñas historias intercaladas y
fragmentadas, ampliando la polifonía de una obra que ha de completarse con la
lectura de la misma. La linealidad queda interrumpida por una cierta
originalidad fragmentaria, elipsis, cortes, sugerencias, intertextualidad,
confirmando que todavía se puede explorar mucho en el lenguaje del cómic, pero
también reconociendo el deslumbramiento de algunas de las experimentaciones
llevadas a cabo por Chris Ware. Así, Clowes introduce historias con formatos
distintos, lo que le permite enriquecer su discurso a la vez que multiplicar su
lenguaje; tenemos desde la típica tira cómica estadounidense hasta un uso de la
parodia o el realismo sucio, con estilos picapiedra o cartoon, colores y tonos diversos aplicados a los ambientes
o situaciones distintas, obligando al lector a formar parte de la historia de
una manera activa.
Utilizando la excusa del secuestro de un niño del pueblo,
asistimos a fragmentos de la vida de varios personajes, a veces narrados en tan
sólo una página, siendo capaz de contar y sugerir con unos elementos mínimos.
Tenemos personajes típicamente cloweianos, como Vida o Mr. Ames. Llaman la
atención el crítico de cómic Harry
Naybors –Clowes se ríe de sí mismo pero siempre con un amor y un respeto al cómic
como pocos-, o el patético poeta Random Wilder. Se trata de personajes
enajenados (lo que puede recordar a varios cineastas norteamericanos como Jim
Jarmusch, Halt Hartley, Todd Solonz o creadores de cómic como Robert Crumb),
personas que viven una vida tediosa. En esto, también entran ciertos elementos
típicos de la sociedad norteamericana que ayudan a confeccionar un imaginario
común como el sexo adolescente, la falta de voluntad, los deseos y
frustraciones, la inestabilidad familiar y de la pareja, la incomunicación,
elementos todos ellos que conforman un entramado más complejo de lo
aparentemente visible, pues con esta obra debemos leer (y mirar) entre líneas
(y viñetas). Clowes es un escritor de relaciones humanas, pero también un dibujante,
porque sus viñetas logran visualizar lo que las palabras no pueden.
Una última nota: por mucho que algunos se empeñen en llevar
al cine los cómics de Dan Clowes y a pesar de tener como resultado películas
tan notables como Ghost World,
(esperamos con ganas el estreno de Art School Confidential con guión de Daniel Clowes) lo cierto es que el
mundo tan personal de este artista siempre será más rico –y necesario- en su
propio medio y con su lenguaje y estilo únicos, el del cómic.
(Reseña publicada originariamente en www.deriva.org en 2007 y retocada
ligeramente).
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