-Yo no soy en absoluto un solitario.
-Oh, no hay época de mayor soledad que la juventud. Pero ¿por qué si no me visitas tan a menudo.
De nuevo la misma pregunta.
-Incluso, aquí, conmigo, es probable que te sientas solo. Yo no tengo la fuerza suficiente para agarrar tu soledad y expulsarla de ti. Llegado el momento, sentirás el impulso de abrir tus brazos a otra persona. Antes o después tus pies dejarán de traerte a mi casa.
Después de decir esto, sonrió triste.
(Kokoro, de Natsume Soseki. Impedimenta, 2014. Traducción de Yoko Ogihara y Fernando Cordobés).
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