lunes, 31 de diciembre de 2012
Queens Of The Stone Age: Go With The Flow
Quiero despedir el año 2012 con este vídeo de los siempre grandes Queens Of The Stone Age, y dar entrada al 2013. ¡¡Feliz año y rock and roll!!
lunes, 17 de diciembre de 2012
Correr o sucumbir
Correr, de Jean Echenoz, Anagrama, 2010. Traducción del francés de Javier Albiñana.
La vida de Emil Zátopek
(1922-2000) es la vida de la Europa de mediados se siglo XX, con sus
contradicciones y sus miserias. Atleta checoslovaco que ganó varias medallas
olímpicas, Emil Zátopek era un joven superdotado para la carrera de larga
distancia, a pesar de contar con un estilo poco ortodoxo. Era un hombre
sencillo, que se dedicaba a correr bajo el contexto de una Europa convulsa
todavía por el nazismo, mientras avanzaba
por el Este el comunismo soviético, que utilizaría al gran atleta checo como
herramienta de propaganda e incluso acabaría marginándolo socialmente al final
de su carrera cuando apoyó la Primavera de Praga.
La Locomotora Humana (así
llamaban al corredor checoslovaco) se dedicaba a correr, tal vez para huir de
la tiranía de las dictaduras, tal vez, para huir de sí mismo. Y mientras
tanto, batió varios récords mundiales. Bueno, más bien los pulverizó. Y también ganó varias medallas olímpicas. Todavía hoy, Emil Zátopek mantiene una hazaña no
igualada: tres medallas de oro en 5000 metros, 10000 metros y maratón en los
JJOO de Helsinki 1952.
Esta novelita tiene múltiples
lecturas, si bien su escritura es sencilla (la escritura de Echenoz es precisa
y limpia como un hueso y elegante como un galgo) y no está exenta de fina
ironía. Esta mezcla de ficción y realidad es fecunda en el autor francés, que también ha novelizado las biografías del músico Maurice
Ravel y del ingeniero Nikola Tesla.
El propio Echenoz, decía en una
reciente entrevista al diario El País: “Correr es lo que le daba vida, pero al
mismo tiempo se la robaba, porque le quitaba todo el tiempo, le arrebataba casi
todo”. Esta paradoja resume no solo la novela, sino la condición humana, y
revela el absurdo al que está sometido el ser humano ante la sociedad
totalitaria. Y ese es su atractivo: comprobar cómo un personaje que para muchos
es un héroe, solo puede superar la adversidad por medio del deporte. Pero no se
trata de correr como un acto de huida, sino como un acto individual, libre, que
permite aislarse ante las terribles vicisitudes que encierra la realidad más
cotidiana y absurda. Y ahí, en ese soplo de libertad, se encuentra también la
cautividad.
¿Cuánto hay de biografía y cuanto
de ficción? Qué más da. Lo que importa, es que Correr se lee muy bien y casi diría que crea adicción. El
propio Echenoz leyó miles de artículos sobre Zátopek, pero no la biografía
sobre el corredor checoslovaco. De ahí el interés literario del libro, de la capacidad
del autor de Me voy para
literaturizar vidas ajenas. ¿Qué es, si no, el trabajo de un novelista?
lunes, 10 de diciembre de 2012
Hans Magnus Enzensberger: Modelo para una teoría del conocimiento
Aquí tienes una caja,
una caja grande
con una etiqueta que dice
caja.
Ábrela,
y dentro encontrarás una caja,
con una etiqueta que dice
caja dentro de una caja cuya etiqueta dice
caja.
Mira adentro
(de esta caja,
no de la otra)
y encontrarás una caja
con una etiqueta que dice…
y así sucesivamente,
y si sigues así,
encontrarás
tras esfuerzos infinitos
una caja infinitesimal
con una etiqueta
tan diminuta
que lo que dice
se disuelve ante tus ojos.
Es una caja
que sólo existe
en tu imaginación.
Una caja
perfectamente vacía.
(Hans Magnus Enzensberger, El hundimiento del Titanic, traducción de Heberto Padilla).
viernes, 7 de diciembre de 2012
Ice Haven, de Daniel Clowes
Ice
Haven, de
Daniel Clowes (Reservoir Books-Mondadori, 2006).
El mundo del cómic no sería lo mismo sin la presencia de
Daniel Clowes (1961, Chicago, EEUU), quien ha logrado imponerse como un autor
de culto leído y admirado a partes iguales, aunando sensibilidad literaria,
humor crítico y un dibujo depurado. Gracias sobre todo a su notable Ghost
World, el autor de Chicago demostró que la
novela gráfica puede tener una profundidad narrativa propia.
Clowes casi siempre utiliza los estereotipos americanos
para mostrar el lado sórdido de la realidad. En algunos casos, puede asemejarse
al del realizador cinematográfico Todd Solonz (en el humor negro, en el
desparpajo y la falta de pudor), pero lo cierto es que Clowes emplea menos el “patetismo
solonziano” y más la teoría del iceberg popularizada por Hemingway, donde todo
lo que se ve no es todo lo que hay. En muchas ocasiones se ha dicho que Clowes
es un gran narrador ligado a la mejor tradición norteamericana de cuentistas
(Ernest Hemingway, Raymond Carver, Sam Shepard), desarrollando historias
sencillas sobre la problemática de la vida cotidiana. Es lo que ha demostrado
en novelas gráficas como Ghost World, David
Boring, o incluso en Como un
tallo de hierba, Joe, una pequeña
historieta perteneciente al número 6 de su revista Bola 8 (Eightball) y ahora agrupada junto a otras ocho historias cortas en Caricatura
(Ed. La Cúpula), alcanzando un gran nivel
de calidad y efectividad narrativa. Además, el autor estadounidense ha sabido
alternar historias sencillas con otras más disparatadas a lo largo de su
carrera, destacando la fascinante Como un guante de seda forjado en
hierro (también editado en un álbum) o la gamberra ¡Poussy!, todo un
alegato paródico y crítico del mundo del cómic o incluso el pastiche en Lloyd
Llewellyn.
Con Ice Haven (hasta
el momento su mejor obra), Dan Clowes logra sorprender aún más, si bien, se trata de una novela gráfica compleja, caleidoscópica,
con varios elementos deudores del posmodernimo literario. Uno de
los mayores atractivos de Ice Haven es
su formato apaisado –que recuerda a la monumental Jimmy
Corrigan de Chris Ware- y también la
soltura con la que Clowes retrata a una ciudad –que puede ser cualquier ciudad
pequeña de EEUU-, gracias a una serie de pequeñas historias intercaladas y
fragmentadas, ampliando la polifonía de una obra que ha de completarse con la
lectura de la misma. La linealidad queda interrumpida por una cierta
originalidad fragmentaria, elipsis, cortes, sugerencias, intertextualidad,
confirmando que todavía se puede explorar mucho en el lenguaje del cómic, pero
también reconociendo el deslumbramiento de algunas de las experimentaciones
llevadas a cabo por Chris Ware. Así, Clowes introduce historias con formatos
distintos, lo que le permite enriquecer su discurso a la vez que multiplicar su
lenguaje; tenemos desde la típica tira cómica estadounidense hasta un uso de la
parodia o el realismo sucio, con estilos picapiedra o cartoon, colores y tonos diversos aplicados a los ambientes
o situaciones distintas, obligando al lector a formar parte de la historia de
una manera activa.
Utilizando la excusa del secuestro de un niño del pueblo,
asistimos a fragmentos de la vida de varios personajes, a veces narrados en tan
sólo una página, siendo capaz de contar y sugerir con unos elementos mínimos.
Tenemos personajes típicamente cloweianos, como Vida o Mr. Ames. Llaman la
atención el crítico de cómic Harry
Naybors –Clowes se ríe de sí mismo pero siempre con un amor y un respeto al cómic
como pocos-, o el patético poeta Random Wilder. Se trata de personajes
enajenados (lo que puede recordar a varios cineastas norteamericanos como Jim
Jarmusch, Halt Hartley, Todd Solonz o creadores de cómic como Robert Crumb),
personas que viven una vida tediosa. En esto, también entran ciertos elementos
típicos de la sociedad norteamericana que ayudan a confeccionar un imaginario
común como el sexo adolescente, la falta de voluntad, los deseos y
frustraciones, la inestabilidad familiar y de la pareja, la incomunicación,
elementos todos ellos que conforman un entramado más complejo de lo
aparentemente visible, pues con esta obra debemos leer (y mirar) entre líneas
(y viñetas). Clowes es un escritor de relaciones humanas, pero también un dibujante,
porque sus viñetas logran visualizar lo que las palabras no pueden.
Una última nota: por mucho que algunos se empeñen en llevar
al cine los cómics de Dan Clowes y a pesar de tener como resultado películas
tan notables como Ghost World,
(esperamos con ganas el estreno de Art School Confidential con guión de Daniel Clowes) lo cierto es que el
mundo tan personal de este artista siempre será más rico –y necesario- en su
propio medio y con su lenguaje y estilo únicos, el del cómic.
(Reseña publicada originariamente en www.deriva.org en 2007 y retocada
ligeramente).
miércoles, 28 de noviembre de 2012
Hong Sang-soo: The Day He Arrives
Seúl, Corea del Sur. Actualidad. Sungjoon, un joven director de cine, llega a la ciudad donde vivió anteriormente, y llama por teléfono a un amigo para verlo.
Elipsis.
La realidad es compleja. La narración también.
Al personaje principal la realidad se le escapa, se le diluye entre los dedos como cuando se queda mirando nevar.
¿Y si la película está narrada desde la cabeza de uno de los personajes (o desde la de varios)?
¿Y si la película está narrada desde la cabeza de uno de los personajes (o desde la de varios)?
Las cosas no tienen una sola lectura, tampoco una sola manera de ser contada.
La narración se convierte en protagonista y el protagonista deambula por sus propias dudas y miedos.
El presente y el futuro pueden ser una ampliación distorsionada del pasado. O no.
Metadiscurso, reconstrucción narrativa, repeticiones, coincidencia, azar, confusión.
Reconstrucción. Reflexión.
Sugerir mediante imágenes y escenas.
Blanco y negro.
Crear una lógica propia.
Tal vez, The Day He Arrives, sea la historia de una obsesión.
Cine en estado puro.
lunes, 19 de noviembre de 2012
Roberto Bolaño: desde el planeta de los monstruos
Esta es mi última transmisión desde el planeta de los monstruos. No me sumergiré nunca más en el mar de mierda de la literatura. En adelante escribiré mis poemas con humildad y trabajaré para no morirme de hambre y no intentaré publicar.
(Roberto Bolaño, Estrella distante, Anagrama, 1996).
miércoles, 7 de noviembre de 2012
Matar a Borges o seguir bajo la sombra
Hoy mismo ha salido un artículo
publicado en El País (ver aquí) sobre si tiene sentido matar el Boom
latinoamericano (Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Gabriel
García Márquez, Guillermo Cabrera Infante, José Donoso, etc). Me llama la atención
las palabras vertidas de los distintos escritores que opinan que no tiene
sentido matar al padre, que el legado del Boom es grandioso. Pero, o el
artículo no está del todo bien orientado (ni mucho menos pretendo criticar a
ese gran periodista que es Juan Cruz) o me pregunto si los escritores citados entendieron el sarcasmo
así como la profundidad de la famosa frase de Witold Gombrowicz gritando:
“Maten a Borges” desde el transatlántico que lo devolvía a su Europa natal,
casi 25 años después de llegar a Buenos Aires. El alcance de esta frase se podrá entender si uno conoce
un poco no solo la obra del genial autor polaco, sino también algo de su
carácter provocador e irreverente. Bien es sabido, como algunos escritores han
demostrado (Ricardo Piglia, Juan José Saer, Enrique Vila-Matas) y no pocos estudiosos
de la literatura, que a Borges no le gustó la traducción española de Ferdydurke (ejercida por el propio Gombrowicz y ayudado por, entre otros, los cubanos Virgilio Piñera y Humberto Rodríguez Tomeu) y que rehusó publicar un fragmento de la novela en
la influyente revista Sur
arguyendo que estaba mal traducida. Más tarde, el tiempo quitó la razón a
Borges, cuando muchos escritores e intelectuales mostraron (y siguen mostrando)
su fascinación por dicha traducción y los efectos que esta tiene para el lector
en español. Incluso algunas traducciones se han basado en esta versión más que
en la original en polaco, como la francesa. Además, y esto
Gombrowicz lo sabía, Borges (aquí nadie discute ni pone en duda su importancia
como escritor) era también un escritor muy orgulloso y su poder literario era
enorme, hasta tal punto, que lo que no se publicaba en Sur, sufría la soledad
de la marginación, pues la revista dirigida por las hermanas Ocampo era la
crème de la crème… Por otro lado, Gombrowicz fue un autor marginal,
vanguardista, poco conocido y reconocido, que, al final de su vida comenzó a
recobrar mayor importancia, sobre todo en Francia, y posteriormente en el resto
de Occidente. Los padres también se equivocan.
Pero esto no es lo más
importante. En las palabras de Gombrowicz también hay un ápice de anarquismo,
de actitud dadaísta más que saludable. Si la sombra de un escritor abarca un
ámbito tan vasto, los escritores que se cobijen bajo sus dominios nunca tendrán
su propia voz ni su propia personalidad. Esto es de cajón. No se trata tanto de
matar a Borges o el Boom, como de jugar a aniquilarlos, aun sabiendo que nunca
te podrás desprender de ellos. No es tanto matar, en un sentido literal, sino
emanciparse. Decirles que después de ellos sigue habiendo vida. Y ya de paso, gamberrear un poco,
reclamar atención en otras literaturas, pues ante tanta elite y tanta endogamia
institucional, los artistas periféricos que aportan otras voces, suelen quedar
soslayados. Cuando uno está en el poder, la visión desde arriba suele olvidarse
de los de abajo. Pero hay excepciones notables: ¿No son raros Ricardo Piglia, Javier
Marías o Enrique Vila-Matas? Ellos se han ganado a pulso su prestigio, pero
además de reconocer a los padres literarios, también han sabido buscar los tíos
y hasta primos lejanos.
Recuerdo una vez, en un taller de
escritura con Roberto Bolaño, cuando le pregunté por qué había en su actitud
cierta hostilidad o rechazo hacia Octavio Paz o Pablo Neruda. Y él me respondió
que no les odiaba, que eran grandísimos escritores, pero no los únicos, y que a
veces su poder y su influencia eran tan grandes, que no permitía que las
generaciones posteriores evolucionaran, y que era muy sano “matarlos”. Yo, me
quedo con la frase de Gombrowicz glosada por Bolaño. Y añado: resuciten a
Gombrowicz.
viernes, 2 de noviembre de 2012
Mogwai: el rock venido de otro planeta
El grupo escocés Mogwai (1995-Actualidad) es una de esas
raras bandas que logran ampliar sus horizontes musicales hasta convertirse en artistas
de culto. La crítica siempre les ha celebrado como uno de los grupos más
experimentales y necesarios para que el lenguaje del rock busque caminos
intransitados. Destacan sus desarrollos instrumentales, sus descargas de
guitarras y baterías, canciones envueltas en atmósferas y pa(i)sajes intensos,
llenos de matices y de fuerza, aunque a veces esa fuerza pueda ser casi
silenciosa y otras arrebatadora, o, incluso contenida en medios tiempos, como
en la pieza que se puede escuchar en este vídeo: ‘Travel is Dangerous’ (Mr.
Beast, 2006).
martes, 23 de octubre de 2012
Paul Auster: El escritor y el detective
El detective es quien mira, quien escucha, quien se mueve
por ese embrollo de objetos y sucesos en busca del pensamiento, la idea que lo
une todo y le dé sentido. En efecto, el escritor y el detective son
intercambiables. El lector ve el mundo a través de los ojos del detective.
(Paul Auster, Ciudad de cristal, Anagrama).
martes, 16 de octubre de 2012
El viento ligero en Parma, de Enrique Vila-Matas
El viento ligero en Parma, de
Enrique Vila-Matas (Ed. Sexto Piso, 2008).
Normalmente abordamos los libros de ensayo de los grandes novelistas con el
prejuicio de que se trata de una publicación menor, una circunstancia o un
encargo; el caso es que la presente obra muestra varias razones para afirmar
que se trata de un libro que supera con creces la categoría de “publicación
menor”, pues uno de mayores intereses de leer a Vila-Matas radica en que no
importa mucho la etiqueta del género literario, porque él ya se ha ido
encargando desde hace décadas de difuminar esas marcas sociales en pos de una
nueva manera de entender y aprehender la literatura. En el caso que nos ocupa, El
viento ligero en Parma es un libro de
ensayos, relatos, conferencias y artículos de ocasión, donde apenas encontramos
diferencias de tono y tema con respecto a algunos de sus últimos títulos, Bartleby
y compañía o El mal de Montano; es verdad que no hay una trama novelesca, pero en
todo lo demás, tenemos el mismo Vila-Matas de aquellos libros: ensayo,
coloquio, diario, crítica literaria, experiencia autobiográfica, incluso
relatos que se (con)funden con el resto del corpus, de manera que este libro
supone un buen suplemento a su obra narrativa pero también una continuación; si
además, tenemos en cuenta que hallaremos algún pasaje que ya leímos en la
novela autobiográfica París no se acaba nunca, obtendremos la corroboración de que la obra de
Vila-Matas dialoga consigo misma en una especie de ramas de un árbol o rizomas
que no se acaban nunca, una obra
que podría denominarse como uno de los capítulos del libro: “Un tapiz que se
dispara en muchas direcciones”.
Llama la atención la (aparente) sinceridad con que el autor barcelonés se
describe y las confesiones que despliega en sus páginas, si bien lo más
interesante sigue siendo el estilo vilamatiano tan característico, los juegos
metaliterarios, el ingenio junto al sutil y elegante humor que siempre aborda
en sus frases, el tono –como dice Ricardo Piglia- como modulador de la obra.
Estamos ante capítulos brillantes donde el mapa literario de Vila-Matas
adquiere un sentido más personal que nunca, lo que por un lado nos ayuda a
comprender el funcionamiento creador del autor, además de suponer un importante
diálogo con el lector, en cuanto a las referencias del mundo literario,
cinematográfico o pictórico se refiere.
En la escritura Vila-Matas (tanto la narrativa como el ensayo) el argumento es
una excusa para crear frases magistrales, elegantes, a la vez que configurar un
discurso lleno de alusiones que por un lado interpelan al lector y por otro
constituyen un rico friso lleno de ventanas abiertas, de rizomas que no tienen
fin. Entre esas ventanas vilamatianas o ese viento ligero, el autor establece
un diálogo con sus autores de cabecera, con personajes de novelas o películas y
con ciudades como Lisboa, París, Barcelona o Parma, mostrando su visión de la
literatura y a la postre de la Realidad, como el homenaje a
Tabucchi-Pessoa-Mastroianni, en “Mastroianni-sur-Mer” o la asimilación del relato
“los muertos” de Joyce con la película de Rossellini Viaggio in
Italia, donde asistimos al más puro y
sugerente Vila-Matas.
En el desarrollo de los ensayos o conferencias, no importa tanto el fondo como
la forma, y por tanto lo mismo da si se trata de una conferencia o una novela,
pues él mismo parece (con)fundirlo en un discurso plenamente literario donde la
Realidad es un todo que absorbe distintos niveles y se retroalimenta de ello:
“Una conferencia que había yo dado, un año antes, en Barcelona, y cuya
estructura fragmentaria así como su deliberada eliminación de fronteras entre
los géneros había dado origen a la estructura o diseño general de Bartleby
y compañía”.
Entre los muchos autores por los que el autor barcelonés profesa una devoción abierta
en estas páginas tenemos a Witold Gombrowicz, de quien dice: “Creo que se puede
decir de Gombrowicz que sus temas preferidos eran la forma y la inmadurez”, y
yo me pregunto si no está refiriéndose también a sí mismo viéndose reflejado en
el autor polaco. Esto es lo que le ocurre a este enfermo de literatura cuando
escribe sobre algunos de los autores que admira y con los que entabla una
relación de empatía como son: Roberto Bolaño, Antonio Tabucchi, Samuel Beckett,
Fernando Pessoa, James Joyce, Sergio Pitol, realizadores como Roberto
Rossellini, Jean-Luc Godard, y pintores como Vicente Rojo o Miquel Barceló.
Enrique Vila-Matas se ha propuesto crear una Realidad literaria llena de vasos
conductores que adquieren un estatus propio, pero su interés radica en que, lo
que podría haber sido una obra narcisista y subjetiva, se ha convertido en un
corpus lleno de referencias internas y externas que han sabido conectar con los
lectores. Por favor, lean este libro para corroborarlo.
(Reseña publicada originariamente en 2008 en www.deriva.org)
sábado, 29 de septiembre de 2012
Gotye: Somebody That I Used To Know
Hace unos meses, una amiga me mostró una canción que desde entonces, no he podido dejar de escuchar, e incluso, esa canción ha ido creciendo en mí, como solo lo pueden hacer las grandes canciones, hasta convertirse en una gema que no puedo dejar de ver. Gotye, nombre artístico del músico y cantante australiano de origen belga Wouter "Wally" De Backer , es el autor de "Somebody That I Used To Know", una de las canciones más sorprendentes y bellas del último año. Y como suele ocurrir con las grandes canciones, el videoclip está a la altura. Aunque lo que uno no podía imaginar es que otro grupo ha versionado de manera sorprendente dicha canción unos meses después y también ha gozado del éxito. Añado los dos vídeos, el original de Gotye y Kimbra y el del grupo canadiense Walk Off The Earth.
viernes, 14 de septiembre de 2012
Reynaldo Jiménez: un poema
¡Verdades
eran paredes y adrede las eras…
Redes
puras cuya oscura pregunta…!
Las raíces son
los cuernos del ciervo. El ciervo es la velocidad del relámpago. El relámpago
es el cristal que se quiebra. El cristal es la memoria en la sangre. La sangre es
un delta de raíces. Las raíces flotan, se conmueven, son hijas y madres. Las
hijas son las madres son las hojas de ese futuro sin turbulencia de momento.
Este momento da un delta de voces. Las voces son sombras y luces. Sombras y
luces de oración. Presentimiento. Igualdad del humano con la piedra, raíz que
se mueve bajo los jueces. Hálitos de bestias
sin borde. ¿Cuándo fue que la sangre, la transportadora de oxígeno, cristalizó
reflejos de violencia? Es evidencia que la hoguera en su delta que se persigue
no permite sino aguzar a quien la escucha. Hasta las puntas distales cada
otoño, el ciervo renueva cornamenta…,
1995
(Reynaldo Jiménez, Esteparia, Amargord, 2012).
jueves, 16 de agosto de 2012
Entrevista a Joël Egloff
Joël Egloff (1970, Francia) es un joven escritor que ha logrado imponerse como uno de los más originales novelistas del actual panorama francés, aunando humor negro, poesía y personajes entrañables, siempre aportando una visión de la vida cotidiana que pone en evidencia las convenciones sociales y el absurdo de la existencia. En España, podemos gozar de todas sus novelas hasta la fecha, publicadas por Lengua de Trapo. Su última novela es El aturdimiento.
Pregunta: Sus novelas se
estructuran siempre alrededor de historias que unen lo cómico y lo triste. ¿No
hay humor sin tragedia?
Joël Egloff: En mis novelas, es cierto, conviven
siempre estos dos aspectos. No hay humor sin tragedia de la misma manera que no
hay tragedia sin humor. Pero, ¿no es lo propio de la condición humana? El humor
puede también ser a veces la única manera de abordar ciertas situaciones tan
absurdas y sombrías que llegan a ser divertidas. Un poco como si hubiese que
intentar batir una última muralla contra la desesperanza.
La realidad descrita en El aturdimiento es tan dura como sórdida.
¿Usted quería representar de alguna manera la sociedad post-industrial o se
trata de un contexto para contar una historia?
Incluso si mi primera intención no fue
describir la sociedad post-industrial y quise más bien crear un mundo extremo,
fuera del tiempo y de toda referencia con la realidad, debo reconocer que en
ciertos aspectos el entorno de El aturdimiento se asemeja extrañamente a nuestra sociedad, lo que
sin duda no es una casualidad. Es en este universo donde viven mis personajes,
es éste el contexto que supone el punto de partida de la historia, y lo que yo
cuento es la manera en la que esos personajes evolucionan en ese lugar, de qué
manera viven o sobreviven en medio de esa cloaca en la que intentan, como
pueden, ser humanos.
En El aturdimiento y también en otras novelas
como Edmond
Ganglion e hijo y
Qué
hago aquí sentado en el suelo encontramos mucho del absurdo. ¿Piensa
usted que el absurdo es una manera de abordar el mundo?
Creo que es a menudo el mundo lo que
es absurdo. No hay más que dejarle que se revele. No es necesario hacer grandes
esfuerzos para que se muestre tal y como es. La absurdidad es constante. Todos
avanzamos sin saber hacia dónde, sin saber por qué, y por tanto, avanzamos;
hacemos cada día lo que tenemos que hacer, sin obtener respuesta a ninguna de
nuestras grandes cuestiones. Pero ésa es nuestra condición.
En el acto que tuvo lugar en
Madrid, el escritor que presentó El aturdimiento (Rafael Reig) dijo que se
puede leer esta novela con sumo placer, gracias al humor y a la voz narrativa,
y que esto es más importante que la posible crítica social que podamos
encontrar. Para usted, ¿qué es lo más importante?
Lo uno no impide lo otro. Cada lector
se apropia de la novela de manera diferente, cada uno lee un libro distinto,
según quien sea, sus preocupaciones, sus propias experiencias, etc. Podemos
decir que de un mismo libro hay tantas novelas diferentes como lectores.
En lo que a mí respecta, creo que la
crítica social está presente en la novela, pero he intentado que sea lo más
discretamente posible. Quería, sobre todo, evitar ser pesado y reivindicativo.
Mis personajes parecen estar acostumbrados a su entorno social, casi no tienen
consciencia de lo que viven, y es tal vez todavía más violento e inadmisible
verlos tan anestesiados.
La niebla presente en el
pasaje de El
aturdimiento,
¿es la niebla del mundo actual?
Creo que aquí también hay varias
interpretaciones posibles. No querría dar una explicación concreta, pero creo
que hay tanta niebla en nuestro mundo como en el del individuo que, realmente,
no sabe ni de dónde viene, ni qué hace aquí, ni a dónde va. Incluso, aunque los
personajes de la novela no se hagan explícitamente este tipo de preguntas,
sufren por no encontrar ninguna respuesta, ningún sentido que dar a su
existencia.
En sus novelas hay una mezcla
de humor negro y poesía muy personal. ¿Busca realmente esa fusión o le sale
así, de manera natural?
No es el fruto de una búsqueda
consciente. Todo lo que tiene que ver con el estilo es bastante instintivo.
Cuando empiezo un libro, es un poco como si me fuese a la aventura. Todo está
por descubrir. Me dejo llevar por las frases y me voy al encuentro de mis
personajes, a descubrir el universo que quiero describir. Trabajando busco mi
propia voz, intento estar lo más cerca posible de mí mismo. Creo que ese tono
es mi manera de mirar el mundo, y naturalmente, es él quien se impone en mis
novelas.
He leído en algún sitio que le
gusta bastante el cine italiano. ¿Es una referencia para usted?
Es cierto que el cine italiano me ha
marcado mucho. Sobre todo el de Dino Risi, Ettore Scola, Marco Ferreri, y
también el de Fellini, por supuesto. Usted hablaba de humor y poesía en su
pregunta anterior. Creo que es precisamente ese cocktail lo que me seduce tanto
del cine italiano de esa época. Así como esos personajes con tantos matices,
esos antihéroes que no podemos dejar de amar porque son profundamente humanos y
vivos, a pesar de sus defectos y debilidades.
En sus novelas los espacios
suelen estar alejados de la gran ciudad. ¿Por qué?
No siempre es así; por ejemplo, en Qué hago aquí sentado en el
suelo la mayor parte
de la novela se desarrolla en el centro de una ciudad. Se trata de París,
aunque poco importa. Lo importante es que ocurre en el centro de una ciudad que
se hunde. Generalmente, lo que me interesa son los universos que no logramos
situar. Un poco en ninguna parte y en todas partes a la vez. No suele ser ni la
ciudad, ni la periferia ni el campo. Me gusta perder a mis personajes en medio
de espacios indeterminados, en los que les faltan referencias y están
abandonados a su suerte, obligados quizás a acercarse los unos a los otros para
hacer frente a un entorno hostil.
Una gran ciudad, a pesar de todo, es
un lugar lleno de referencias y esto puede llegar a ser tranquilizador. A cada
instante uno sabe dónde está. Es por lo que mis historias no se desarrollan en
las ciudades. O en todo caso, en las ciudades comunes…
¿Cómo encuentra los motivos y
los temas de sus novelas?
Creo que mis motivos, mis temas
predilectos, los llevo conmigo mismo. Son mis preocupaciones profundas, mis
angustias, y también mis anhelos. Creo que al final se trata del mismo tema. Lo
que cambia es la manera en la que voy a abordar esas mismas cuestiones. El
punto de partida puede ser diferente en cada ocasión. Puede ser una imagen, una
vivencia, un hecho cualquiera, una frase. Si encuentro algo que me resulta
interesante intento ir más lejos. Es como si percibiese una forma entre la
niebla e intentase acercarme para ver mejor de qué se trata. Es así, más o
menos, como funciona mi escritura.
¿Qué le gusta de la literatura
actual?
De la literatura actual, como de los
libros en general, me gustan los autores que tienen un universo que les es
propio, los autores que conceden una gran importancia al trabajo de la
escritura, algo que me parece esencial. Me gustan las historias simples, me
gusta estar ligado a los personajes, oír sus voces todavía después de haber
cerrado el libro, tener la impresión de haber conocido personas reales. Me gusta, simplemente, estar
conmovido, y ésa es para mí la mejor manera de apreciar un libro.
miércoles, 25 de julio de 2012
Poemas de Miguel Ángel Curiel
5
Pegaron patadas a un pan, patearon una gran hogaza de pan. Me
puse un pan en la oreja y oí pájaros, oí el viento del trigo.
*
29
Montones de piedras que no significan nada, pero alguien las
acumula, las coloca, elige el lugar para el amontonamiento, se toma su tiempo y
su fuerza. Después quedan mucho tiempo así. Se calientan y se enfrían, y nadie
se las lleva. Nadie vuelve a esparcirlas ni a derribarlas. El amontonamiento de
piedras es uno de los hechos más misteriosos del hombre. No significa realmente
nada. El lenguaje se complica, los filósofos se oscurecen. Los poetas deberían
hacer con el lenguaje diáfano, transparente, lo mismo. Amontonar piedras. Que
cada poema fuera un amontonamiento de piedras.
*
91
Noche abierta. Los árboles respiran como tú, de afuera a dentro.
De ellos se ve a esta hora el contorno, la silueta, masas oscuras de ramas y
hojas. Albergan nidos en las partes más altas. Pájaros dormidos a los que les
basta un ápice de luz para despertarse. El hombre ronca.
*
210
En mundo cada vez más veloz. Yo cada vez más lento.
(Miguel Ángel Curiel, Luminarias. (Cuaderno de Roma), Amargord, 2012).
viernes, 20 de julio de 2012
Pieza única, de Milorad Pavic
Pieza única, de Milorad Pavic (Traducción de Dubravka Suznjevic, Ed. Sexto Piso España, 2007).
Dos libros que forman una novela, esto es la última publicación del serbio Milorad Pavic. En la preciosa edición, una cajita de cartón azul, econtramos un primer tomo que lleva por título Pieza única. El segundo tomo es un librito que reza “Cuaderno azul. Inspector superior Eugen Stross”. Por lo tanto el “Cuaderno azul” complementa la lectura de la novela. Perdón, falta una tercera parte para completarla realmente: el lector.
Aleksandar Klozevits, un ser andrógino (unas veces es una mujer, Sandra, otras un hombre con un piercing en la ceja, Aleksa) es un vendedor de sueños que debe asesinar a dos personas para que lo dejen vivir. Sirviéndose de su extraña naturaleza y de las ventas de sueños futuros, que pueden llegar a costar demasiado caros a sus compradores, asistimos a una serie de asesinatos de varios personajes en historias cruzadas, donde además de sus vidas, se mezclan olores de perfumes, sueños del futuro y del pasado y distintas relaciones sentimentales, planeando la sombra de la muerte en cada momento, todo ello envuelto en una realidad enigmática, con unos personajes a cada cual más friki: la bella y bomba sexual Marquesina Lemptiksa, el cantante de ópera Distelli, Maurice Erlangen o el propio Klozevits. Este es el punto de partida de una novela, onírica, poética, delirante.
Se podría decir que el protagonista es el inspector Stross, ya que finalmente es quien debe guiar al lector a resolver los asesinatos (por lo que también es lícito afirmar que el protagonista implícito es el lector). Pero la naturaleza de los acontecimientos cobra un sentido cada vez más borroso, la temporalidad se extiende y deforma a su gusto, la importancia de los sueños va creciendo a medida que avanzamos en la historia, de manera que el propio Stross debe rectificar en muchas de sus pesquisas y reconocer que la realidad es más poderosa e indescifrable de lo que le gustaría.
Uno de los mayores atractivos de la novela es la fascinante narración de los sueños, que ya quisieran escuchar o leer los mismísimos Sigmund Freud y Carl Gustav Jung, con algunos personajes protagonistas como Pushkin, el gran poeta romántico ruso o el compositor Mussorgski, acompañados de detalles sensitivos y visuales, que acaban configurando una novela sin un sentido total, caótica y disparatada. Y ese tono entre absurdo, mítico y fabulador, unido al cuaderno azul de Stross, acaban dotando a la historia el aire detectivesco que indudablemente tiene.
Milorad Pavic sorprende con su escritura; sus frases son delirantes y bellas, llenas de aliento poético, de manera que ante lo que podría resultar artificioso resulta embriagador y lleno de naturalidad, y el lector se ve inmerso en un viaje sin billete de vuelta, en una experiencia liberalizadora. Que sepa el lector que vaya a leer Pieza única que el título hace honor a la obra. Pavic es de esos pocos escritores que uno siempre necesita para descubrir mundos inéditos.
(Reseña publicada originariamente en www.deriva.org el 25/01/2008)
lunes, 9 de julio de 2012
La poesía según Ezra Pound
LENGUAJE
No uses ninguna palabra superficial, ningún adjetivo que no
revele algo. No uses expresiones como "dim lands of peace" (brumosas tierras de paz).
RITMO Y RIMA
Que el candidato se llene la mente con las mejores cadencias
que pueda descubrir, de preferencia en lengua extranjera.
*
Naturalmente, tu estructura rítmica no debe destruir la
forma de tus palabras, o su sonido natural, o su significado.
*
Aquella parte de tu poesía que golpea el ojo de la imaginación del lector no perderá nada por la
traducción a una lengua extranjera; lo que apela al oído sólo es accesible en
el original.
(Ezra Pound, Antología,
Ed. Visor, 1986. Traducción de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal).
miércoles, 4 de julio de 2012
La tetería del oso malayo, de David Rubín
La tetería del oso malayo, de David Rubín (Ed. Astiberri, 2006).
Este cómic es sin duda una
de las sensaciones del final del año 2006, porque se trata de una gran novela
gráfica, tanto en su dibujo como en su guión. David Rubín es un joven autor
gallego que ya llamó la atención en varias revistas y fanzines del medio del
cómic como BD Banda, Dos Veces Breve, Barsowia o Fanzine Enfermo, cosechando
varios premios, como el Injuve 2006. En 2005 tuvo un muy buen estreno con su
primer álbum en Astiberri bajo el título de El circo del desaliento.
La tetería del oso
malayo, aun recopilando varias historietas
publicadas en Dos Veces Breve, y añadiendo algunas inéditas (como la extensa
“Las cosas que terminan por romperse” o “Antón en llamas”) alcanza aquí un gran
nivel de coherencia tanto narrativa como gráficamente, gracias sobre todo al
espacio significativo que supone la tetería regentada por Sigfrido, que sirve
como nexo común para dar vida a un sinfín de personajes, cada cual más
fascinante, cobrando un sentido casi mitológico, con tintes de raigambre
gallega. Además del indudable atractivo que mantienen todas las historias y la
rica polifonía de sus personajes, Rubín logra dotar un grafismo natural,
expresivo, con influencias del cine expresionista alemán (tanto en el trazo
como en la planificación), con un gran control del tempo narrativo, lo que
evidencia las cualidades de esta novela gráfica y de su autor. Pero por si esto
fuera poco, la poesía y el humor melancólico que emiten las viñetas (a veces ni
siquiera hacen falta las palabras), se funde perfectamente con los dibujos y
los personajes. Y es que las historias que se cruzan con la tetería del oso
malayo huelen a soledad, a desamor, a desencanto, pero también a cotidianidad,
a vida.
A nivel de la construcción
de personajes, es muy interesante la mezcla de humanos, animales y superhéroes,
tamizados con elementos cotidianos, lo que permite visualizar ciertos aspectos
de la vida cotidiana con mayor naturalidad, ya que el distanciamiento muchas
veces logra comprender algo que en otras circunstancias correría el riesgo de
evadirse, y me refiero a historias como la emocionante y rabiosa “Antón en
llamas”. Por otra parte, podemos encontrar influencias visibles –como en todo
joven autor-, asimilando influencias que van desde Frank Miller hasta Javier
Olivares, pasando por el nuevo cómic francés (Blutch, Sfar, David B), pero lo
cierto es que David Rubín se muestra como un gran dibujante de historias, con
una gran dosis de poesía, y con un resultado bastante personal.
Si ya en el prólogo Enrique
Ventura denomina “eximios poetas” a Miguelanxo Prado y Carlos Portela, yo me
atrevería (sin arriesgarme mucho) a añadir que David Rubín es ya un poeta, y
que, viendo su edad, esperamos que continúe deleitándonos con mucha más de su
poesía.
(Reseña publicada originariamente en las revistas Qubo y www.deriva.org).
viernes, 29 de junio de 2012
David Lynch: Crazy Clown Time
David Lynch tiene un mundo tan personal que incluso cuando
se dedica a otros menesteres, como en este caso al videoclip y a la música, lo
que vemos y lo que oímos destila Lynch por todos sus poros. El álbum al que
pertenece esta canción lleva el mismo título, Crazy Clown Time. Sonidos extraños, voz en falsete, rasgueos de
guitarra eléctrica, ritmo asincopado, imágenes turbadoras que bien pudieran
recordarnos el retorcido mundo de Twin Peaks o Terciopelo azul. Muchos han comentado que se trata de un vídeo solo
para fans. En todo caso, este videoclip me parece una pieza más del complejo, obsesivo
y fascinante mundo lyncheano. Un mundo inquietante y lleno de autorreferencias.
lunes, 25 de junio de 2012
Notas de Jean-Luc Godard III
El cine está encarcelado.
*
Las mejores películas que he hecho son precisamente las que
no he hecho.
*
En mi opinión, ya casi no se ven las películas porque, para
mí, ver películas significa tener la posibilidad de compararlas.
*
Una imagen no puede ser más que imaginaria, precisamente
porque es una imagen. Un reflejo. Como tu reflejo en un espejo. Lo real es,
primero, tu persona y, después, la relación entre tu persona y este reflejo
imaginario. Lo real es la relación que estableces entre tus diferentes
reflejos, o tus diferentes fotos.
(Jean-Luc Godard. Pensar entre imágenes, edición de Nuria Adelman y Gonzalo de Lucas,
Intermedio, 2010).
lunes, 18 de junio de 2012
Alcoholes y otras substancias, de José Viñals
Hace tan solo dos años, la Editora Regional
de Extremadura nos deleitó con una antología poética del autor hispanoargentino
José Viñals (nacido en 1930 en Corralito, Argentina e hijo de españoles;
vivió su infancia y juventud en Argentina, hasta que en 1979 emigró a España
por motivos políticos y falleció en Málaga en 2009), un poeta poco conocido y
sin embargo, cada vez más reconocido dentro de las poéticas laterales que
combaten los cánones del poder establecido. Aquella antología titulada Caballo
en el umbral, recogía parte
de su obra poética entre los años 1958 y 2006 y supuso para el que esto escribe
no solo un sorprendente descubrimiento, sino también una aparición musculosa,
iluminadora, necesaria, en el siempre condescendiente panorama poético español.
Ahora, en 2012, como un acto de justicia poética,
la editorial Amargord publica (en su recién estrenada colección Once) uno de
los títulos más significativos de José Viñals, Alcoholes y otras
substancias, redactado en
1993 y publicado por primera vez en el tercer volumen de su Poesía reunida en 1995; y de nuevo, los poetas y críticos
Benito del Pliego y Andrés Fisher nos ofrecen, como ya hicieran en la citada
antología, un prólogo clarificador sobre la poesía viñaliana y la importancia
de su reedición.
Pocos poetas en España han escrito desde
cierta ubicación marginal con tanta luz arrojada sobre la oscuridad y desde la
oscuridad. Leopoldo María Panero, Antonio Gamoneda, José Viñals. No hay muchos
más. Y en esa línea de poesía “oscura” y de raigambre vanguardista, heredera de
un lenguaje prosaico (Aloysius Bertrand, Lautréamont, Rimbaud) que se amolda a
los abismos del espíritu, y que por tanto, resulta incómodo para los lectores más
mojigatos, se encuentra José Viñals.
Si bien Alcoholes y otras substancias se divide en cuatro secciones aparentemente
muy diferentes, los poemas guardan una coherencia singular, tanto en su forma
como en su contenido. Según el DRAE, la sustancia es: “ser, esencia o
naturaleza de algo”. De ahí la connotación del título, que le permite a Viñals
ahondar en los distintos estados de la conciencia para hablar del misterio del
alma, de las verdades reveladores del sexo carnal o de cierta genealogía poética.
Sin remilgos ni censuras. Porque la poesía también es aquello que no es poesía,
y Viñals se ha ocupado de demostrarlo. Él mismo decía en una entrevista en
2008: “La poesía no tiene que ver con la literatura, sino con el espíritu”. Por
ello, ese título, alusivo al mundo del alcohol y las drogas, es un pretexto
para profundizar en el conocimiento de las cosas, así como para emprender un
viaje por los distintos estratos de la lengua, con un uso del léxico procaz,
dando cabida a lo fisiológico, lo físico, lo grotesco, y lo culto. “La materia
del alma es infinita y carece de escrúpulos”, dice un verso de su poema “Gramática”,
por otra parte, una sincera e irónica (Po)ética. En esa hibridación entre lo
vulgar y lo culto, que además supone una reivindicación política, asistimos a
un efecto chocante que combina una herencia más clásica con otra más
vanguardista: “Y luego vengo yo, que como gallina en pepitoria y eructo sin
piedad contra el rostro pulido de la luna”. O, por ejemplo: “Sobre la mesa ruda
de la cocina acaba de fornicar la Bestia. Febriles y adiposos lucen aún los glúteos
de la Dama”.
El uso de la prosa es otro rasgo característico
en Viñals que resulta idóneo para su escritura híbrida. La prosa permite una
gran flexibilidad y libertad que Viñals se ha encargado de explotar, tanto en
el ritmo, como en la armazón de las estructuras sintácticas, con numerosos versículos
carentes de verbos, paralelismos, anáforas, y combinaciones de sintagmas unidos
por conjunciones, que parecen una reverberación de alucinaciones que son también
verdades del alma e iluminaciones de la lengua.
Ante tanta osadía y cuestionamiento de la
realidad, la ironía
juega un papel principal a lo largo del poemario, algo que es extensible al
resto de su obra. Por ejemplo, ya en el comienzo, el lector se topará con un
personaje que es un trasunto del propio poeta, llamado “La Bestia” y con otro
denominado “La Dama”. Asimismo, ese distanciamiento permite a Viñals hablar sin
tapujos y deformar al personaje-sujeto, posibilitando un mayor juego de la
alteridad. La ironía, brota como un poso de sabiduría y de carga crítica en
poemas como “Hogareña”, “Elegías de Duino”, Poeta”, “Poeta menor” o “Gramática”.
Al final comprobamos cómo el lenguaje poético
de Viñals se busca a sí mismo por medio de desplazamientos y transgresiones.
Recordemos que Fisher y del Pliego señalaban en el prólogo, que a pesar del
panorama conservador de los años 90 en la poesía española, hubo cabida para poéticas
de “oposición crítica”. Y Viñals es, sin duda, uno de los poetas más visibles y
prolíficos de las últimas décadas que sigue esa línea experimental, que a su
vez constituye una relectura de la tradición, una tradición que debería ser
heterogénea y multicultural, así como permeable hacia otras poéticas laterales.
Gracias a él, la poesía en español tiene más verbosidad y da cabida a
estructuras y tonos que antes no habíamos leído.
Viñals es uno de esos poetas que uno espera
leer por su indagación en el lenguaje, por su honestidad descarnada, por
su incursión en el riesgo. Como decía el propio autor en una entrevista poco
antes de morir: “La poesía también es un acto de resistencia, es un acto de
conciencia”. Y en ese desplazamiento, que supone la poesía comprometida con la
exploración de la lengua, se encuentra José Viñals.
(Reseña publicada en Culturamas el 10 de junio de 2012).
lunes, 11 de junio de 2012
Ray Bradbury (1920-2012)
Ha muerto Ray Bradbury, ese escritor -para muchos- de marcianos, de
ciencia ficción, de frikis; autor de obras tan importantes como Crónicas marcianas (1950). Pero también, ese escritor que iluminó al mundo con
una novela inteligente, una historia soberbia y un alcance visionario. Me
refiero, claro está, a Fahrenheit 451, publicada
en 1953. Recuerdo cómo la leí hace varios años con satisfacción y con sorpresa y cómo me hacía reflexionar sobre las cosas que pasan en el mundo. Pertenece a
esa estirpe de novelas utópicas que desarrollan distopías, de la
estirpe de Nosotros (1922), de
Yevgeni Zamiatin, Un mundo feliz
(1932), de Aldous Huxley o de 1984
(1949), de George Orwell. Novelas que te revelan no tanto el futuro, como el presente. Novelas que evidencian la manipulación y la falta de libertad de los sistemas totalitarios. Montag, que así se llama el protagonista, un día, se rebela ante el absurdo de la sociedad. Siempre me acuerdo de los bomberos que en vez de
apagar fuegos los provocan para destruir libros. Porque en la sociedad utópica
de Fahrenheit 451 está prohibido
leer. Y no solo eso, todos hacen las mismas cosas y todos están controlados por el Gobierno.
Menos unos pocos, unos locos románticos que viven al margen de la sociedad. La
historia, como he dicho más arriba, es realmente atractiva. Por cierto, en 1966
François Truffaut hizo una versión cinematográfica más que digna. Pero lo mejor
de todo, es que, según pasan los años, la novela se parece más a la realidad. O
la realidad se parece cada vez más a la novela. Y eso da miedo.
miércoles, 6 de junio de 2012
Tres poemas de Yaiza Martínez
Una enseñanza es lo estrecho
Escalones adentrándose en la piel
caliza, arrinconada férrea
cúprica
azufrada
Mirar las fisuras lingüísticas
resistiendo
el temor a la oscuridad
Un fuego que expira humo barre la mente y otorga
geometría
Al hacerse matriz
lo estrecho gotea hacia la nube
infinita
*
Caminaba sobre el vértice de la raspa
como una mujer negra
cansada a pesar de todo
arando con las uñas
el verano fue tan apretado como un ovillo:
sus cuerpos chapoteaban contra mí
mientras con mis huesos hacíamos la cabaña
sobre ella la sal
de sus vocecitas
antes del amanecer lloraban
*
Llevaba un jersey gris aquella tarde
Los niños corrieron hacia las puertas automáticas del
supermercado
Le miré al interior de los ojos y no le vi dentro de sus
ojos:
una maraña de ideas ocultaba su alma como un zarzal.
Acerqué la mano para acariciar lo que recordaba de él
Acerqué la mano para acariciar lo que recordaba de él
en la cuna de paja
una huella caliente
(Yaiza Martínez, El hogar de los animales Ada, Devenir, 2007).
lunes, 28 de mayo de 2012
El Capitalismo según Daniel Bensaïd
No solo se trata de privatizar empresas o servicios, sino también de privatizar la información, el derecho (con el incremento de la relación contractual en detrimento del derecho), el espacio urbano, el agua, el aire, lo vivo.
*
Mientras que el imperialismo clásico significaba la
expansión de los Estados-nación más allá de sus fronteras, en la fase imperial
actual ese fenómeno habría desaparecido para dar paso al "Imperio,
supranacional, mundial, total", que ya no es americano (ni europeo ni
japonés), sino "simplemente capitalista".
*
En la producción capitalista propiamente dicha, la naturaleza se
convierte puramente en objeto para el hombre, en una cosa puramente útil (…)
Por ello, el torbellino en el que se desenvuelven tanto la producción como la
circulación de mercancías conllevan "la explotación de toda la
naturaleza".
*
Todos los progresos fruto de los descubrimientos científicos
y técnicos sirven para el enriquecimiento del capital y no del trabajo.
(Daniel Bensaïd, Cambiar el mundo, Madrid, Diario Público, Biblioteca Pensamiento
Crítico, 2010).
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