sábado, 25 de septiembre de 2010

The Wire: 10 dosis de la mejor serie de televisión


The Wire. 10 dosis de la mejor serie de televisión, VVAA, Errata Naturae, Madrid, 2010.

Una vez acabada la última escena de The Wire solo quedan dos cosas por hacer. O bien resignarse ante un gran vacío, un pozo sin fondo, un lago congelado en el mundo de las series y de la ficción en general, o bien, intentar sustituir ese vacío con material literario que mantenga viva la llama. De momento, yo he optado por la segunda, pues, aunque no haya una continuación de la serie que dura 5 temporadas, tenemos la oportunidad de disfrutar y de leer The Wire gracias al estupendo libro editado por Errata Naturae.

¿Puede una serie de televisión adquirir el rango de arte? ¿Puede equipararse al mejor cine o la mejor literatura? ¿De qué género estaríamos hablando? Este libro contiene algunas claves críticas que permiten responder, o al menos dilucidar algunas de estas cuestiones.

Se trata de una recopilación de 10 “dosis” acerca de la “mejor serie de televisión” (así reza el título del libro). Tal vez la “dosis” más intensa sea la primera, un ensayo a modo de introducción escrito por David Simon, creador de la serie, y auténtico ideólogo televisivo, que desvela varios “secretos” y anécdotas de cómo se produjo The Wire, además de aportar su visión literaria y hasta política de la serie. Podría parecer que Simon fuera demasiado consciente de la grandeza de The Wire y por ello nosotros pensar que es un pelín pedante, pero no le falta razón a este creador mayúsculo (es creador asimismo de Homicide, o de las miniseries The Corner, y más recientemente, Generation Kill y Treme).

The Wire, considerada por muchos medios y telespectadores como una de las mejores series de la historia de la televisión, ha sido todo un éxito en el boca a boca, tanto en la crítica especializada como en los blogs de entusiastas que alucinan con Omar Little o con Avon Barksdale o con Jimmy McNulty. Por lo visto, en HBO (canal norteamericano donde también se emitieron otras series de culto como A dos metros bajo tierra (Six Feet Under) y Los Soprano) fueron conscientes de que The Wire recuperaría su inversión varios años después de haber sido finalizada, ya que nunca tuvo mucho éxito mientras fue emitida, si bien hacia el final de la serie ya había aumentado notablemente su reputación e interés, cuando escritores, guionistas, críticos, periodistas, blogueros y telespectadores (habría que inventar un término que designara a los telespectadores que ven las series “bajadas” por internet) se quedaron –y siguen quedándose- prendados por las historias sórdidas ambientadas en la ciudad de Baltimore. Historias sin concesiones de ningún tipo y modos narrativos deudores de las grandes novelas que, con sus digresiones, su lentitud narrativa, sus subtramas tejidas con pasmosa conexión, diseccionan la realidad de la otra América. Un tipo de realismo que no habíamos visto antes en televisión. Según ha reconocido el propio Simon: “La pauta que sigo para intentar ser verosímil es muy sencilla: que se joda el lector medio”. Sobran los comentarios. Otra cita que podemos rastrear en la entrevista que realiza Nick Hornby a David Simon y que condensa el espíritu de la serie es: “La serie trataría sobre el capitalismo salvaje que va arrasándolo todo, sobre cómo el poder y el dinero se confabulan en una ciudad americana postmoderna”. ¿Existe algo más político y ambicioso en televisión actual?

Entre los distintos textos, encontramos propuestas que evidencian la profundidad que puede alcanzar The Wire. Desde una incursión apasionada al más puro estilo Fresán (como no podía ser de otra manera por el autor de Jardines de Kensington, quien por cierto, afirma que: “The Wire es The Beatles” y “Los Soprano es Elvis”) hasta una entrevista realizada a Simon por el escritor británico Nick Hornby. Entre los ensayos, hay donde elegir. El primero es una tematización de la relación entre la ciudad y la literatura, escrito por Jorge Carrión; otros, debaten acerca de la influencia de la tragedia griega en la serie, como Iván de los Ríos; Sophie Fuggle hace una lectura foucaultina sobre las relaciones de poder visibles en la serie; Marc Pastor ofrece su punto de vista literario desde su experiencia como policía de homicidios y Marc Caellas invoca a Thomas Szasz para desvelar la hipocresía de la sociedad en el tema de las drogas. Destaca también el artículo de Margaret Talbot, que dibuja un retrato de ese hombre: el creador y productor ejecutivo y también máximo guionista, David Simon. Y de postre, una última dosis que alargará el estado catatónico en el que habremos quedado: el notable cuento “El confidente” de George Pelecanos, importante narrador de novela policiaca y guionista de The Wire.

Este libro tiene en mi opinión otra faceta muy aconsejable: alberga tantas referencias al trabajo de los guionistas y al proceso de producción de la serie, que también sirve de manual para guionistas. De hecho, ahora que lo pienso, me parece, sobre todo, un estupendo “curso” para escribir guiones (siempre y cuando uno haya visualizado antes los distintos episodios de The Wire).

3 comentarios:

  1. The Wire es una serie con muchas lecturas, muy profunda y creo que llega muy lejos. Habrá que leer el libro...

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  2. Me parece muy interesante el libro, lo leeré. Pero mi vida no cayó en un gran vacío al terminar de ver el último capítulo. Afortunadamente estamos viviendo un momento muy bueno a nivel televisivo y en EEUU se están haciendo series muy interesantes. Todavía queda mucho por ver y disfrutar...

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  3. Anónimo: tal vez tengas razón y quede mucho por ver y disfrutar, pero yo, de momento, no he visto nada que me atrape como lo ha hecho The Wire.

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