miércoles, 30 de enero de 2019

Matangi/Maya/M.I.A.


La música del s. XXI no sería la misma sin M.I.A. Desde que apareciera su primer álbum Arular, en 2005, la artista británica (originaria de Sri Lanka) ha ido evolucionando de una manera personal, sin repetirse, explorando formas nuevas, tanto en canciones potentes y llenas de frescura, como en videoclips cuidados y provocadores. M.I.A. es una de las artistas musicales que mejor han sabido fusionar un discurso comprometido socialmente, con una propuesta musical variada que aúna diferentes sonidos: pop, hip hop, punk, electrónica y músicas del mundo.

Ahora llega un documental que sirve para conocer la evolución creativa de la músico británica, pero también para confirmar cuál es su mirada frente al mundo. Tirando de videos caseros que sorprendentemente M.I.A. tenía desde muy joven, el director Steve Loveridge ha configurado un discurso lleno de momentos brillantes que se resumen en “mujer refugiada llega a Reino Unido y después de varios años intentando ser artista se convierte en estrella musical”. Sin embargo, lo que este impresionante documental refleja no es tanto su relevancia dentro del mundo musical -algo que no se discute-, sino más bien su incidencia como artista política y comprometida con sus propias inquietudes. Su carisma la ha llevado a parodiar algunos prejuicios comúnmente establecidos en Occidente, como el peligro de los inmigrantes o la violencia, lo que no ha evitado enfrentarse a distintos problemas y críticas por parte del establishment.

M.I.A. es un huracán y además es mujer, refugiada, madre y de color marrón, como ella misma dice. Que haya artistas como M.I.A. ayuda a desentrañar un poco más la hipocresía social y nos invita a plantearnos nuestro posicionamiento político. M.I.A. va en contra de las reglas, sea o no una estrategia comercial. Y yo me pregunto, ¿cuántos músicos hacen esto?



(Matangi/Maya/M.I.A., dirigida por Steve Loveridge, 2018).



viernes, 11 de enero de 2019

Marta Sanz: Monstruas y centauras


Elvira y yo repasamos esos «micromachismos» que para nosotras se llaman «pequeñas anécdotas, privadas y vergonzosas, con grandes repercusiones psíquicas y sociales, que hacía tiempo no recordábamos»: el profesor de latín te llama «conejita» mientras te pregunta la segunda declinación; el catedrático de teoría de la literatura, después de calificar tu examen con matrícula de honor, te sugiere casamiento con un colega de curso porque «detrás de un gran hombre siempre hay una gran mujer».

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Los atributos que definen la calidad del hombre sirven para defenestrar a la mujer -mandona, dominante, fría, manipuladora, castradora, interesada-. Además, a esos atributos se añaden los sexualizados defectos que se utilizan expresamente para minusvalorar a las mujeres y no a los hombres.

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La disolución del pensamiento crítico en ciertas inhibiciones epidérmicas no van a la raíz de los asuntos. Hemos olvidado quizá el nudo entre la causa y el efecto, y solo aspiramos a paliar el «efecto».

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Las imposiciones sociales de las que no somos conscientes son las que a menudo nos destruyen. Nos matan.


(Marta Sanz, Monstruas y centauras. Nuevos lenguajes del feminismo, Anagrama, 2018).

lunes, 7 de enero de 2019

Exposición: Andrei Tarkovski y 'El espejo'


La exposición "Andrei Tarkovski y El espejo: estudio de un sueño" del Círculo de Bellas Artes de Madrid, refleja la importancia de los sueños y su influencia en el la película del autor ruso, así como revela algunas claves del proceso de realización del filme. Tarkovski fue un autor para quien el cine lograba crear atmósferas e imágenes donde se funden la realidad y la ficción, los sueños y los recuerdos. Gracias a una mirada personal, El espejo es una obra que une espacio y tiempo, de manera que también se mezclan la poesía y la narratividad, en un intento de recuperar algo que se ha perdido o que nunca se ha tenido. 

La exposición incluye distinto material: desde fotografías y manuscritos del autor a fragmentos de la película o registros sonoros.

Más información: aquí