jueves, 14 de agosto de 2014

Seasick Steve: huracán blues

Ya colgué anteriormente un vídeo de Seasick Steve, pero ahora se trata de todo un concierto que está disponible en youtube. Es sencillamente impresionante. Steve cambia de guitarra continuamente, y como podréis ver, el despliegue de instrumentos es variado, y sobre todo, sorprendente, pues utiliza diferentes guitarras; algunas con solo tres cuerdas, otras, cacharros de ojalata y madera con solo una cuerda.

Cuenta Seasick Steve que ya desde niño quería tocar boogie boogie cuando escuchaba a su padre sobre un piano, pero no podía porque sus dedos eran todavía muy pequeños. Y entonces, una vez vio una guitarra sin cuerdas en un garaje y sin pensárselo dos veces, la cogió y empezó a aporrearla. Así comenzó el músico de Oakland a tocar la guitarra. Ya en los años 60 compartió escenario con numerosos músicos de blues y posteriormente vivió en varios sitios, instalándose durante una época en Olympia, cerca de Seattle, precisamente en pleno movimiento grunge... Incluso tocó en el metro de París... Hasta que ya en el año 2004, con más de 60 años, grabó su primer álbum, y a partir de ahí, el éxito ha ido creciendo hasta convertise en una leyenda. En sus últimos conciertos, suele ir acompañado por John Paul Jones (el bajista de Led Zeppelin) y Dan Magnusson a la batería. En este vídeo vemos a Steve junto a Magnusson en el festival holandés Pinkpop de 2012. Dos hombres sobre un escenario y mucha descarga blues.

miércoles, 6 de agosto de 2014

Kerouac y Hopper: corazones delirantes



La gente en la cafetería tiene ese aspecto pero solo hasta que recoge los sombreros y las cosas, porque la melancolía es también una señal que se envían unos a otros, una especie de “Buenas noches, señoras”, un intercambio de amabilidades sinceras. ¿Qué clase de individuo sonríe abiertamente en el momento del lánguido acopio de prendas y la tristeza de empezar a partir? Es una señal: “Abandonas esta mesa que tanto había prometido -es nuestro obsequio a los tristes”. Ese ánimo se quiebra con solo una palabra; luego se encaminan hacia la puerta -ríen, arrojan ecos al escenario de su desastrosa humanidad -ganan a pie la calle y respiran los nuevos aires que abastecen el mundo.

Ah, los corazones delirantes de todos nosotros.


(Jack Kerouac, Visiones de Cody, Ediciones Escalera, 2014. Traducción de Daniel Ortiz Peñate).