lunes, 31 de diciembre de 2012

Queens Of The Stone Age: Go With The Flow



Quiero despedir el año 2012 con este vídeo de los siempre grandes Queens Of The Stone Age, y dar entrada al 2013. ¡¡Feliz año y rock and roll!!

lunes, 17 de diciembre de 2012

Correr o sucumbir



Correr, de Jean Echenoz, Anagrama, 2010. Traducción del francés de Javier Albiñana.


La vida de Emil Zátopek (1922-2000) es la vida de la Europa de mediados se siglo XX, con sus contradicciones y sus miserias. Atleta checoslovaco que ganó varias medallas olímpicas, Emil Zátopek era un joven superdotado para la carrera de larga distancia, a pesar de contar con un estilo poco ortodoxo. Era un hombre sencillo, que se dedicaba a correr bajo el contexto de una Europa convulsa todavía por el nazismo, mientras avanzaba por el Este el comunismo soviético, que utilizaría al gran atleta checo como herramienta de propaganda e incluso acabaría marginándolo socialmente al final de su carrera cuando apoyó la Primavera de Praga.

La Locomotora Humana (así llamaban al corredor checoslovaco) se dedicaba a correr, tal vez para huir de la tiranía de las dictaduras, tal vez, para huir de sí mismo. Y mientras tanto, batió varios récords mundiales. Bueno, más bien los pulverizó. Y también ganó varias medallas olímpicas. Todavía hoy, Emil Zátopek mantiene una hazaña no igualada: tres medallas de oro en 5000 metros, 10000 metros y maratón en los JJOO de Helsinki 1952.

Esta novelita tiene múltiples lecturas, si bien su escritura es sencilla (la escritura de Echenoz es precisa y limpia como un hueso y elegante como un galgo) y no está exenta de fina ironía. Esta mezcla de ficción y realidad es fecunda en el autor francés, que también ha novelizado las biografías del músico Maurice Ravel y del ingeniero Nikola Tesla.

El propio Echenoz, decía en una reciente entrevista al diario El País: “Correr es lo que le daba vida, pero al mismo tiempo se la robaba, porque le quitaba todo el tiempo, le arrebataba casi todo”. Esta paradoja resume no solo la novela, sino la condición humana, y revela el absurdo al que está sometido el ser humano ante la sociedad totalitaria. Y ese es su atractivo: comprobar cómo un personaje que para muchos es un héroe, solo puede superar la adversidad por medio del deporte. Pero no se trata de correr como un acto de huida, sino como un acto individual, libre, que permite aislarse ante las terribles vicisitudes que encierra la realidad más cotidiana y absurda. Y ahí, en ese soplo de libertad, se encuentra también la cautividad.

¿Cuánto hay de biografía y cuanto de ficción? Qué más da. Lo que importa, es que Correr se lee muy bien y casi diría que crea adicción. El propio Echenoz leyó miles de artículos sobre Zátopek, pero no la biografía sobre el corredor checoslovaco. De ahí el interés literario del libro, de la capacidad del autor de Me voy para literaturizar vidas ajenas. ¿Qué es, si no, el trabajo de un novelista?



lunes, 10 de diciembre de 2012

Hans Magnus Enzensberger: Modelo para una teoría del conocimiento





Aquí tienes una caja,
una caja grande
con una etiqueta que dice
caja.
Ábrela,
y dentro encontrarás una caja,
con una etiqueta que dice
caja dentro de una caja cuya etiqueta dice
caja.
Mira adentro
(de esta caja,
no de la otra)
y encontrarás una caja
con una etiqueta que dice…
y así sucesivamente,
y si sigues así,
encontrarás
tras esfuerzos infinitos
una caja infinitesimal
con una etiqueta
tan diminuta
que lo que dice
se disuelve ante tus ojos.
Es una caja
que sólo existe
en tu imaginación.
Una caja
perfectamente vacía.

(Hans Magnus Enzensberger, El hundimiento del Titanic, traducción de Heberto Padilla).

viernes, 7 de diciembre de 2012

Ice Haven, de Daniel Clowes



Ice Haven, de Daniel Clowes (Reservoir Books-Mondadori, 2006).

El mundo del cómic no sería lo mismo sin la presencia de Daniel Clowes (1961, Chicago, EEUU), quien ha logrado imponerse como un autor de culto leído y admirado a partes iguales, aunando sensibilidad literaria, humor crítico y un dibujo depurado. Gracias sobre todo a su notable Ghost World, el autor de Chicago demostró que la novela gráfica puede tener una profundidad narrativa propia.

Clowes casi siempre utiliza los estereotipos americanos para mostrar el lado sórdido de la realidad. En algunos casos, puede asemejarse al del realizador cinematográfico Todd Solonz (en el humor negro, en el desparpajo y la falta de pudor), pero lo cierto es que Clowes emplea menos el “patetismo solonziano” y más la teoría del iceberg popularizada por Hemingway, donde todo lo que se ve no es todo lo que hay. En muchas ocasiones se ha dicho que Clowes es un gran narrador ligado a la mejor tradición norteamericana de cuentistas (Ernest Hemingway, Raymond Carver, Sam Shepard), desarrollando historias sencillas sobre la problemática de la vida cotidiana. Es lo que ha demostrado en novelas gráficas como Ghost World, David Boring, o incluso en Como un tallo de hierba, Joe, una pequeña historieta perteneciente al número 6 de su revista Bola 8 (Eightball) y ahora agrupada junto a otras ocho historias cortas en Caricatura (Ed. La Cúpula), alcanzando un gran nivel de calidad y efectividad narrativa. Además, el autor estadounidense ha sabido alternar historias sencillas con otras más disparatadas a lo largo de su carrera, destacando la fascinante Como un guante de seda forjado en hierro (también editado en un álbum) o la gamberra ¡Poussy!, todo un alegato paródico y crítico del mundo del cómic o incluso el pastiche en Lloyd Llewellyn.

Con Ice Haven (hasta el momento su mejor obra), Dan Clowes logra sorprender aún más, si bien, se trata de una novela gráfica compleja, caleidoscópica, con varios elementos deudores del posmodernimo literario. Uno de los mayores atractivos de Ice Haven es su formato apaisado –que recuerda a la monumental Jimmy Corrigan de Chris Ware- y también la soltura con la que Clowes retrata a una ciudad –que puede ser cualquier ciudad pequeña de EEUU-, gracias a una serie de pequeñas historias intercaladas y fragmentadas, ampliando la polifonía de una obra que ha de completarse con la lectura de la misma. La linealidad queda interrumpida por una cierta originalidad fragmentaria, elipsis, cortes, sugerencias, intertextualidad, confirmando que todavía se puede explorar mucho en el lenguaje del cómic, pero también reconociendo el deslumbramiento de algunas de las experimentaciones llevadas a cabo por Chris Ware. Así, Clowes introduce historias con formatos distintos, lo que le permite enriquecer su discurso a la vez que multiplicar su lenguaje; tenemos desde la típica tira cómica estadounidense hasta un uso de la parodia o el realismo sucio, con estilos picapiedra o cartoon, colores y tonos diversos aplicados a los ambientes o situaciones distintas, obligando al lector a formar parte de la historia de una manera activa.

Utilizando la excusa del secuestro de un niño del pueblo, asistimos a fragmentos de la vida de varios personajes, a veces narrados en tan sólo una página, siendo capaz de contar y sugerir con unos elementos mínimos. Tenemos personajes típicamente cloweianos, como Vida o Mr. Ames. Llaman la atención el  crítico de cómic Harry Naybors –Clowes se ríe de sí mismo pero siempre con un amor y un respeto al cómic como pocos-, o el patético poeta Random Wilder. Se trata de personajes enajenados (lo que puede recordar a varios cineastas norteamericanos como Jim Jarmusch, Halt Hartley, Todd Solonz o creadores de cómic como Robert Crumb), personas que viven una vida tediosa. En esto, también entran ciertos elementos típicos de la sociedad norteamericana que ayudan a confeccionar un imaginario común como el sexo adolescente, la falta de voluntad, los deseos y frustraciones, la inestabilidad familiar y de la pareja, la incomunicación, elementos todos ellos que conforman un entramado más complejo de lo aparentemente visible, pues con esta obra debemos leer (y mirar) entre líneas (y viñetas). Clowes es un escritor de relaciones humanas, pero también un dibujante, porque sus viñetas logran visualizar lo que las palabras no pueden.

Una última nota: por mucho que algunos se empeñen en llevar al cine los cómics de Dan Clowes y a pesar de tener como resultado películas tan notables como Ghost World, (esperamos con ganas el estreno de Art School Confidential con guión de Daniel Clowes) lo cierto es que el mundo tan personal de este artista siempre será más rico –y necesario- en su propio medio y con su lenguaje y estilo únicos, el del cómic.

(Reseña publicada originariamente en www.deriva.org en 2007 y retocada ligeramente).



miércoles, 28 de noviembre de 2012

Hong Sang-soo: The Day He Arrives




Seúl, Corea del Sur. Actualidad. Sungjoon, un joven director de cine, llega a la ciudad donde vivió anteriormente, y llama por teléfono a un amigo para verlo.

Elipsis.

La realidad es compleja.  La narración también.

Al personaje principal la realidad se le escapa, se le diluye entre los dedos como cuando se queda mirando nevar.

¿Y si la película está narrada desde la cabeza de uno de los personajes (o desde la de varios)?

Las cosas no tienen una sola lectura, tampoco una sola manera de ser contada.

La narración se convierte en protagonista y el protagonista deambula por sus propias dudas y miedos.

El presente y el futuro pueden ser una ampliación distorsionada del pasado. O no.

Metadiscurso, reconstrucción narrativa, repeticiones, coincidencia, azar, confusión.

Reconstrucción. Reflexión.

Sugerir mediante imágenes y escenas.

Blanco y negro.

Crear una lógica propia.

Tal vez, The Day He Arrives, sea la historia de una obsesión.

Cine en estado puro.

lunes, 19 de noviembre de 2012

Roberto Bolaño: desde el planeta de los monstruos

Esta es mi última transmisión desde el planeta de los monstruos. No me sumergiré nunca más en el mar de mierda de la literatura. En adelante escribiré mis poemas con humildad y trabajaré para no morirme de hambre y no intentaré publicar.

(Roberto Bolaño, Estrella distante, Anagrama, 1996).

miércoles, 7 de noviembre de 2012

Matar a Borges o seguir bajo la sombra



Hoy mismo ha salido un artículo publicado en El País (ver aquí) sobre si tiene sentido matar el Boom latinoamericano (Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Guillermo Cabrera Infante, José Donoso, etc). Me llama la atención las palabras vertidas de los distintos escritores que opinan que no tiene sentido matar al padre, que el legado del Boom es grandioso. Pero, o el artículo no está del todo bien orientado (ni mucho menos pretendo criticar a ese gran periodista que es Juan Cruz) o me pregunto si los escritores citados entendieron el sarcasmo así como la profundidad de la famosa frase de Witold Gombrowicz gritando: “Maten a Borges” desde el transatlántico que lo devolvía a su Europa natal, casi 25 años después de llegar a Buenos Aires. El alcance de esta frase se podrá entender si uno conoce un poco no solo la obra del genial autor polaco, sino también algo de su carácter provocador e irreverente. Bien es sabido, como algunos escritores han demostrado (Ricardo Piglia, Juan José Saer, Enrique Vila-Matas) y no pocos estudiosos de la literatura, que a Borges no le gustó la traducción española de Ferdydurke (ejercida por el propio Gombrowicz y ayudado por, entre otros, los cubanos Virgilio Piñera y Humberto Rodríguez Tomeu) y que rehusó publicar un fragmento de la novela en la influyente revista Sur arguyendo que estaba mal traducida. Más tarde, el tiempo quitó la razón a Borges, cuando muchos escritores e intelectuales mostraron (y siguen mostrando) su fascinación por dicha traducción y los efectos que esta tiene para el lector en español. Incluso algunas traducciones se han basado en esta versión más que en la original en polaco, como la francesa. Además, y esto Gombrowicz lo sabía, Borges (aquí nadie discute ni pone en duda su importancia como escritor) era también un escritor muy orgulloso y su poder literario era enorme, hasta tal punto, que lo que no se publicaba en Sur, sufría la soledad de la marginación, pues la revista dirigida por las hermanas Ocampo era la crème de la crème… Por otro lado, Gombrowicz fue un autor marginal, vanguardista, poco conocido y reconocido, que, al final de su vida comenzó a recobrar mayor importancia, sobre todo en Francia, y posteriormente en el resto de Occidente. Los padres también se equivocan.

Pero esto no es lo más importante. En las palabras de Gombrowicz también hay un ápice de anarquismo, de actitud dadaísta más que saludable. Si la sombra de un escritor abarca un ámbito tan vasto, los escritores que se cobijen bajo sus dominios nunca tendrán su propia voz ni su propia personalidad. Esto es de cajón. No se trata tanto de matar a Borges o el Boom, como de jugar a aniquilarlos, aun sabiendo que nunca te podrás desprender de ellos. No es tanto matar, en un sentido literal, sino emanciparse. Decirles que después de ellos sigue habiendo vida.  Y ya de paso, gamberrear un poco, reclamar atención en otras literaturas, pues ante tanta elite y tanta endogamia institucional, los artistas periféricos que aportan otras voces, suelen quedar soslayados. Cuando uno está en el poder, la visión desde arriba suele olvidarse de los de abajo. Pero hay excepciones notables: ¿No son raros Ricardo Piglia, Javier Marías o Enrique Vila-Matas? Ellos se han ganado a pulso su prestigio, pero además de reconocer a los padres literarios, también han sabido buscar los tíos y hasta primos lejanos.

Recuerdo una vez, en un taller de escritura con Roberto Bolaño, cuando le pregunté por qué había en su actitud cierta hostilidad o rechazo hacia Octavio Paz o Pablo Neruda. Y él me respondió que no les odiaba, que eran grandísimos escritores, pero no los únicos, y que a veces su poder y su influencia eran tan grandes, que no permitía que las generaciones posteriores evolucionaran, y que era muy sano “matarlos”. Yo, me quedo con la frase de Gombrowicz glosada por Bolaño. Y añado: resuciten a Gombrowicz.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Mogwai: el rock venido de otro planeta


El grupo escocés Mogwai (1995-Actualidad) es una de esas raras bandas que logran ampliar sus horizontes musicales hasta convertirse en artistas de culto. La crítica siempre les ha celebrado como uno de los grupos más experimentales y necesarios para que el lenguaje del rock busque caminos intransitados. Destacan sus desarrollos instrumentales, sus descargas de guitarras y baterías, canciones envueltas en atmósferas y pa(i)sajes intensos, llenos de matices y de fuerza, aunque a veces esa fuerza pueda ser casi silenciosa y otras arrebatadora, o, incluso contenida en medios tiempos, como en la pieza que se puede escuchar en este vídeo: ‘Travel is Dangerous’ (Mr. Beast, 2006). 


martes, 23 de octubre de 2012

Paul Auster: El escritor y el detective


El detective es quien mira, quien escucha, quien se mueve por ese embrollo de objetos y sucesos en busca del pensamiento, la idea que lo une todo y le dé sentido. En efecto, el escritor y el detective son intercambiables. El lector ve el mundo a través de los ojos del detective.

(Paul Auster, Ciudad de cristal, Anagrama).

martes, 16 de octubre de 2012

El viento ligero en Parma, de Enrique Vila-Matas




El viento ligero en Parma, de Enrique Vila-Matas (Ed. Sexto Piso, 2008).

Normalmente abordamos los libros de ensayo de los grandes novelistas con el prejuicio de que se trata de una publicación menor, una circunstancia o un encargo; el caso es que la presente obra muestra varias razones para afirmar que se trata de un libro que supera con creces la categoría de “publicación menor”, pues uno de mayores intereses de leer a Vila-Matas radica en que no importa mucho la etiqueta del género literario, porque él ya se ha ido encargando desde hace décadas de difuminar esas marcas sociales en pos de una nueva manera de entender y aprehender la literatura. En el caso que nos ocupa, El viento ligero en Parma es un libro de ensayos, relatos, conferencias y artículos de ocasión, donde apenas encontramos diferencias de tono y tema con respecto a algunos de sus últimos títulos, Bartleby y compañía o El mal de Montano; es verdad que no hay una trama novelesca, pero en todo lo demás, tenemos el mismo Vila-Matas de aquellos libros: ensayo, coloquio, diario, crítica literaria, experiencia autobiográfica, incluso relatos que se (con)funden con el resto del corpus, de manera que este libro supone un buen suplemento a su obra narrativa pero también una continuación; si además, tenemos en cuenta que hallaremos algún pasaje que ya leímos en la novela autobiográfica París no se acaba nunca, obtendremos la corroboración de que la obra de Vila-Matas dialoga consigo misma en una especie de ramas de un árbol o rizomas que no se acaban nunca, una obra que podría denominarse como uno de los capítulos del libro: “Un tapiz que se dispara en muchas direcciones”. 


Llama la atención la (aparente) sinceridad con que el autor barcelonés se describe y las confesiones que despliega en sus páginas, si bien lo más interesante sigue siendo el estilo vilamatiano tan característico, los juegos metaliterarios, el ingenio junto al sutil y elegante humor que siempre aborda en sus frases, el tono –como dice Ricardo Piglia- como modulador de la obra. Estamos ante capítulos brillantes donde el mapa literario de Vila-Matas adquiere un sentido más personal que nunca, lo que por un lado nos ayuda a comprender el funcionamiento creador del autor, además de suponer un importante diálogo con el lector, en cuanto a las referencias del mundo literario, cinematográfico o pictórico se refiere. 

En la escritura Vila-Matas (tanto la narrativa como el ensayo) el argumento es una excusa para crear frases magistrales, elegantes, a la vez que configurar un discurso lleno de alusiones que por un lado interpelan al lector y por otro constituyen un rico friso lleno de ventanas abiertas, de rizomas que no tienen fin. Entre esas ventanas vilamatianas o ese viento ligero, el autor establece un diálogo con sus autores de cabecera, con personajes de novelas o películas y con ciudades como Lisboa, París, Barcelona o Parma, mostrando su visión de la literatura y a la postre de la Realidad, como el homenaje a Tabucchi-Pessoa-Mastroianni, en “Mastroianni-sur-Mer” o la asimilación del relato “los muertos” de Joyce con la película de Rossellini Viaggio in Italia, donde asistimos al más puro y sugerente Vila-Matas. 

En el desarrollo de los ensayos o conferencias, no importa tanto el fondo como la forma, y por tanto lo mismo da si se trata de una conferencia o una novela, pues él mismo parece (con)fundirlo en un discurso plenamente literario donde la Realidad es un todo que absorbe distintos niveles y se retroalimenta de ello: “Una conferencia que había yo dado, un año antes, en Barcelona, y cuya estructura fragmentaria así como su deliberada eliminación de fronteras entre los géneros había dado origen a la estructura o diseño general de Bartleby y compañía”. 

Entre los muchos autores por los que el autor barcelonés profesa una devoción abierta en estas páginas tenemos a Witold Gombrowicz, de quien dice: “Creo que se puede decir de Gombrowicz que sus temas preferidos eran la forma y la inmadurez”, y yo me pregunto si no está refiriéndose también a sí mismo viéndose reflejado en el autor polaco. Esto es lo que le ocurre a este enfermo de literatura cuando escribe sobre algunos de los autores que admira y con los que entabla una relación de empatía como son: Roberto Bolaño, Antonio Tabucchi, Samuel Beckett, Fernando Pessoa, James Joyce, Sergio Pitol, realizadores como Roberto Rossellini, Jean-Luc Godard, y pintores como Vicente Rojo o Miquel Barceló. 

Enrique Vila-Matas se ha propuesto crear una Realidad literaria llena de vasos conductores que adquieren un estatus propio, pero su interés radica en que, lo que podría haber sido una obra narcisista y subjetiva, se ha convertido en un corpus lleno de referencias internas y externas que han sabido conectar con los lectores. Por favor, lean este libro para corroborarlo.


(Reseña publicada originariamente en 2008 en www.deriva.org)

sábado, 29 de septiembre de 2012

Gotye: Somebody That I Used To Know

Hace unos meses, una amiga me mostró una canción que desde entonces, no he podido dejar de escuchar, e incluso, esa canción ha ido creciendo en mí, como solo lo pueden hacer las grandes canciones, hasta convertirse en una gema que no puedo dejar de ver. Gotye, nombre artístico del músico y cantante australiano de origen belga Wouter "Wally" De Backer , es el autor de "Somebody That I Used To Know", una de las canciones más sorprendentes y bellas del último año. Y como suele ocurrir con las grandes canciones, el videoclip está a la altura. Aunque lo que uno no podía imaginar es que otro grupo ha versionado de manera sorprendente dicha canción unos meses después y también ha gozado del éxito. Añado los dos vídeos, el original de Gotye y Kimbra y el del grupo canadiense Walk Off The Earth.



viernes, 14 de septiembre de 2012

Reynaldo Jiménez: un poema






¡Verdades eran paredes y adrede las eras…
Redes puras cuya oscura pregunta…!

Las raíces son los cuernos del ciervo. El ciervo es la velocidad del relámpago. El relámpago es el cristal que se quiebra. El cristal es la memoria en la sangre. La sangre es un delta de raíces. Las raíces flotan, se conmueven, son hijas y madres. Las hijas son las madres son las hojas de ese futuro sin turbulencia de momento. Este momento da un delta de voces. Las voces son sombras y luces. Sombras y luces de oración. Presentimiento. Igualdad del humano con la piedra, raíz que se mueve bajo los jueces. Hálitos de bestias sin borde. ¿Cuándo fue que la sangre, la transportadora de oxígeno, cristalizó reflejos de violencia? Es evidencia que la hoguera en su delta que se persigue no permite sino aguzar a quien la escucha. Hasta las puntas distales cada otoño, el ciervo renueva cornamenta…,

1995


(Reynaldo Jiménez, Esteparia, Amargord, 2012).

jueves, 16 de agosto de 2012

Entrevista a Joël Egloff



Joël Egloff (1970, Francia) es un joven escritor que ha logrado imponerse como uno de los más originales novelistas del actual panorama francés, aunando humor negro, poesía y personajes entrañables, siempre aportando una visión de la vida cotidiana que pone en evidencia las convenciones sociales y el absurdo de la existencia. En España, podemos gozar de todas sus novelas hasta la fecha, publicadas por Lengua de Trapo. Su última novela es El aturdimiento.

Pregunta: Sus novelas se estructuran siempre alrededor de historias que unen lo cómico y lo triste. ¿No hay humor sin tragedia?
Joël Egloff: En mis novelas, es cierto, conviven siempre estos dos aspectos. No hay humor sin tragedia de la misma manera que no hay tragedia sin humor. Pero, ¿no es lo propio de la condición humana? El humor puede también ser a veces la única manera de abordar ciertas situaciones tan absurdas y sombrías que llegan a ser divertidas. Un poco como si hubiese que intentar batir una última muralla contra la desesperanza.
La realidad descrita en El aturdimiento es tan dura como sórdida. ¿Usted quería representar de alguna manera la sociedad post-industrial o se trata de un contexto para contar una historia?
Incluso si mi primera intención no fue describir la sociedad post-industrial y quise más bien crear un mundo extremo, fuera del tiempo y de toda referencia con la realidad, debo reconocer que en ciertos aspectos el entorno de El aturdimiento se asemeja extrañamente a nuestra sociedad, lo que sin duda no es una casualidad. Es en este universo donde viven mis personajes, es éste el contexto que supone el punto de partida de la historia, y lo que yo cuento es la manera en la que esos personajes evolucionan en ese lugar, de qué manera viven o sobreviven en medio de esa cloaca en la que intentan, como pueden, ser humanos.
En El aturdimiento y también en otras novelas como Edmond Ganglion e hijo y Qué hago aquí sentado en el suelo encontramos mucho del absurdo. ¿Piensa usted que el absurdo es una manera de abordar el mundo?
Creo que es a menudo el mundo lo que es absurdo. No hay más que dejarle que se revele. No es necesario hacer grandes esfuerzos para que se muestre tal y como es. La absurdidad es constante. Todos avanzamos sin saber hacia dónde, sin saber por qué, y por tanto, avanzamos; hacemos cada día lo que tenemos que hacer, sin obtener respuesta a ninguna de nuestras grandes cuestiones. Pero ésa es nuestra condición.
En el acto que tuvo lugar en Madrid, el escritor que presentó El aturdimiento (Rafael Reig) dijo que se puede leer esta novela con sumo placer, gracias al humor y a la voz narrativa, y que esto es más importante que la posible crítica social que podamos encontrar. Para usted, ¿qué es lo más importante?
Lo uno no impide lo otro. Cada lector se apropia de la novela de manera diferente, cada uno lee un libro distinto, según quien sea, sus preocupaciones, sus propias experiencias, etc. Podemos decir que de un mismo libro hay tantas novelas diferentes como lectores.
En lo que a mí respecta, creo que la crítica social está presente en la novela, pero he intentado que sea lo más discretamente posible. Quería, sobre todo, evitar ser pesado y reivindicativo. Mis personajes parecen estar acostumbrados a su entorno social, casi no tienen consciencia de lo que viven, y es tal vez todavía más violento e inadmisible verlos tan anestesiados.
La niebla presente en el pasaje de El aturdimiento, ¿es la niebla del mundo actual?
Creo que aquí también hay varias interpretaciones posibles. No querría dar una explicación concreta, pero creo que hay tanta niebla en nuestro mundo como en el del individuo que, realmente, no sabe ni de dónde viene, ni qué hace aquí, ni a dónde va. Incluso, aunque los personajes de la novela no se hagan explícitamente este tipo de preguntas, sufren por no encontrar ninguna respuesta, ningún sentido que dar a su existencia.
En sus novelas hay una mezcla de humor negro y poesía muy personal. ¿Busca realmente esa fusión o le sale así, de manera natural?
No es el fruto de una búsqueda consciente. Todo lo que tiene que ver con el estilo es bastante instintivo. Cuando empiezo un libro, es un poco como si me fuese a la aventura. Todo está por descubrir. Me dejo llevar por las frases y me voy al encuentro de mis personajes, a descubrir el universo que quiero describir. Trabajando busco mi propia voz, intento estar lo más cerca posible de mí mismo. Creo que ese tono es mi manera de mirar el mundo, y naturalmente, es él quien se impone en mis novelas.
He leído en algún sitio que le gusta bastante el cine italiano. ¿Es una referencia para usted?
Es cierto que el cine italiano me ha marcado mucho. Sobre todo el de Dino Risi, Ettore Scola, Marco Ferreri, y también el de Fellini, por supuesto. Usted hablaba de humor y poesía en su pregunta anterior. Creo que es precisamente ese cocktail lo que me seduce tanto del cine italiano de esa época. Así como esos personajes con tantos matices, esos antihéroes que no podemos dejar de amar porque son profundamente humanos y vivos, a pesar de sus defectos y debilidades.
En sus novelas los espacios suelen estar alejados de la gran ciudad. ¿Por qué?
No siempre es así; por ejemplo, en Qué hago aquí sentado en el suelo la mayor parte de la novela se desarrolla en el centro de una ciudad. Se trata de París, aunque poco importa. Lo importante es que ocurre en el centro de una ciudad que se hunde. Generalmente, lo que me interesa son los universos que no logramos situar. Un poco en ninguna parte y en todas partes a la vez. No suele ser ni la ciudad, ni la periferia ni el campo. Me gusta perder a mis personajes en medio de espacios indeterminados, en los que les faltan referencias y están abandonados a su suerte, obligados quizás a acercarse los unos a los otros para hacer frente a un entorno hostil.
Una gran ciudad, a pesar de todo, es un lugar lleno de referencias y esto puede llegar a ser tranquilizador. A cada instante uno sabe dónde está. Es por lo que mis historias no se desarrollan en las ciudades. O en todo caso, en las ciudades comunes…
¿Cómo encuentra los motivos y los temas de sus novelas?
Creo que mis motivos, mis temas predilectos, los llevo conmigo mismo. Son mis preocupaciones profundas, mis angustias, y también mis anhelos. Creo que al final se trata del mismo tema. Lo que cambia es la manera en la que voy a abordar esas mismas cuestiones. El punto de partida puede ser diferente en cada ocasión. Puede ser una imagen, una vivencia, un hecho cualquiera, una frase. Si encuentro algo que me resulta interesante intento ir más lejos. Es como si percibiese una forma entre la niebla e intentase acercarme para ver mejor de qué se trata. Es así, más o menos, como funciona mi escritura.
¿Qué le gusta de la literatura actual?
De la literatura actual, como de los libros en general, me gustan los autores que tienen un universo que les es propio, los autores que conceden una gran importancia al trabajo de la escritura, algo que me parece esencial. Me gustan las historias simples, me gusta estar ligado a los personajes, oír sus voces todavía después de haber cerrado el libro, tener la impresión de haber conocido personas reales. Me gusta, simplemente, estar conmovido, y ésa es para mí la mejor manera de apreciar un libro.

(Entrevista realizada y traducida por Carlos Huerga y publicada originariamente en www.deriva.org y www.literaturas.com en 2006).

miércoles, 25 de julio de 2012

Poemas de Miguel Ángel Curiel





5

Pegaron patadas a un pan, patearon una gran hogaza de pan. Me puse un pan en la oreja y oí pájaros, oí el viento del trigo.

*

29

Montones de piedras que no significan nada, pero alguien las acumula, las coloca, elige el lugar para el amontonamiento, se toma su tiempo y su fuerza. Después quedan mucho tiempo así. Se calientan y se enfrían, y nadie se las lleva. Nadie vuelve a esparcirlas ni a derribarlas. El amontonamiento de piedras es uno de los hechos más misteriosos del hombre. No significa realmente nada. El lenguaje se complica, los filósofos se oscurecen. Los poetas deberían hacer con el lenguaje diáfano, transparente, lo mismo. Amontonar piedras. Que cada poema fuera un amontonamiento de piedras.

*

91

Noche abierta. Los árboles respiran como tú, de afuera a dentro. De ellos se ve a esta hora el contorno, la silueta, masas oscuras de ramas y hojas. Albergan nidos en las partes más altas. Pájaros dormidos a los que les basta un ápice de luz para despertarse. El hombre ronca.

*

210

En mundo cada vez más veloz. Yo cada vez más lento.


(Miguel Ángel Curiel, Luminarias. (Cuaderno de Roma), Amargord, 2012).

viernes, 20 de julio de 2012

Pieza única, de Milorad Pavic


Pieza única, de Milorad Pavic (Traducción de Dubravka Suznjevic, Ed. Sexto Piso España, 2007). 




Dos libros que forman una novela, esto es la última publicación del serbio Milorad Pavic. En la preciosa edición, una cajita de cartón azul, econtramos un primer tomo que lleva por título Pieza única. El segundo tomo es un librito que reza “Cuaderno azul. Inspector superior Eugen Stross”. Por lo tanto el “Cuaderno azul” complementa la lectura de la novela. Perdón, falta una tercera parte para completarla realmente: el lector. 

Aleksandar Klozevits, un ser andrógino (unas veces es una mujer, Sandra, otras un hombre con un piercing en la ceja, Aleksa) es un vendedor de sueños que debe asesinar a dos personas para que lo dejen vivir. Sirviéndose de su extraña naturaleza y de las ventas de sueños futuros, que pueden llegar a costar demasiado caros a sus compradores, asistimos a una serie de asesinatos de varios personajes en historias cruzadas, donde además de sus vidas, se mezclan olores de perfumes, sueños del futuro y del pasado y distintas relaciones sentimentales, planeando la sombra de la muerte en cada momento, todo ello envuelto en una realidad enigmática, con unos personajes a cada cual más friki: la bella y bomba sexual Marquesina Lemptiksa, el cantante de ópera Distelli, Maurice Erlangen o el propio Klozevits. Este es el punto de partida de una novela, onírica, poética, delirante. 

Se podría decir que el protagonista es el inspector Stross, ya que finalmente es quien debe guiar al lector a resolver los asesinatos (por lo que también es lícito afirmar que el protagonista implícito es el lector). Pero la naturaleza de los acontecimientos cobra un sentido cada vez más borroso, la temporalidad se extiende y deforma a su gusto, la importancia de los sueños va creciendo a medida que avanzamos en la historia, de manera que el propio Stross debe rectificar en muchas de sus pesquisas y reconocer que la realidad es más poderosa e indescifrable de lo que le gustaría. 

Uno de los mayores atractivos de la novela es la fascinante narración de los sueños, que ya quisieran escuchar o leer los mismísimos Sigmund Freud y Carl Gustav Jung, con algunos personajes protagonistas como Pushkin, el gran poeta romántico ruso o el compositor Mussorgski, acompañados de detalles sensitivos y visuales, que acaban configurando una novela sin un sentido total, caótica y disparatada. Y ese tono entre absurdo, mítico y fabulador, unido al cuaderno azul de Stross, acaban dotando a la historia el aire detectivesco que indudablemente tiene. 

Milorad Pavic sorprende con su escritura; sus frases son delirantes y bellas, llenas de aliento poético, de manera que ante lo que podría resultar artificioso resulta embriagador y lleno de naturalidad, y el lector se ve inmerso en un viaje sin billete de vuelta, en una experiencia liberalizadora. Que sepa el lector que vaya a leer Pieza única que el título hace honor a la obra. Pavic es de esos pocos escritores que uno siempre necesita para descubrir mundos inéditos.


(Reseña publicada originariamente en www.deriva.org el 25/01/2008)

lunes, 9 de julio de 2012

La poesía según Ezra Pound


LENGUAJE

No uses ninguna palabra superficial, ningún adjetivo que no revele algo. No uses expresiones como "dim lands of peace" (brumosas tierras de paz).

RITMO Y RIMA

Que el candidato se llene la mente con las mejores cadencias que pueda descubrir, de preferencia en lengua extranjera.

*

Naturalmente, tu estructura rítmica no debe destruir la forma de tus palabras, o su sonido natural, o su significado.

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Aquella parte de tu poesía que golpea el ojo de la imaginación del lector no perderá nada por la traducción a una lengua extranjera; lo que apela al oído sólo es accesible en el original.

(Ezra Pound, Antología, Ed. Visor, 1986. Traducción de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal).

miércoles, 4 de julio de 2012

La tetería del oso malayo, de David Rubín



La tetería del oso malayo, de David Rubín (Ed. Astiberri, 2006).
Este cómic es sin duda una de las sensaciones del final del año 2006, porque se trata de una gran novela gráfica, tanto en su dibujo como en su guión. David Rubín es un joven autor gallego que ya llamó la atención en varias revistas y fanzines del medio del cómic como BD Banda, Dos Veces Breve, Barsowia o Fanzine Enfermo, cosechando varios premios, como el Injuve 2006. En 2005 tuvo un muy buen estreno con su primer álbum en Astiberri bajo el título de El circo del desaliento.
La tetería del oso malayo, aun recopilando varias historietas publicadas en Dos Veces Breve, y añadiendo algunas inéditas (como la extensa “Las cosas que terminan por romperse” o “Antón en llamas”) alcanza aquí un gran nivel de coherencia tanto narrativa como gráficamente, gracias sobre todo al espacio significativo que supone la tetería regentada por Sigfrido, que sirve como nexo común para dar vida a un sinfín de personajes, cada cual más fascinante, cobrando un sentido casi mitológico, con tintes de raigambre gallega. Además del indudable atractivo que mantienen todas las historias y la rica polifonía de sus personajes, Rubín logra dotar un grafismo natural, expresivo, con influencias del cine expresionista alemán (tanto en el trazo como en la planificación), con un gran control del tempo narrativo, lo que evidencia las cualidades de esta novela gráfica y de su autor. Pero por si esto fuera poco, la poesía y el humor melancólico que emiten las viñetas (a veces ni siquiera hacen falta las palabras), se funde perfectamente con los dibujos y los personajes. Y es que las historias que se cruzan con la tetería del oso malayo huelen a soledad, a desamor, a desencanto, pero también a cotidianidad, a vida.
A nivel de la construcción de personajes, es muy interesante la mezcla de humanos, animales y superhéroes, tamizados con elementos cotidianos, lo que permite visualizar ciertos aspectos de la vida cotidiana con mayor naturalidad, ya que el distanciamiento muchas veces logra comprender algo que en otras circunstancias correría el riesgo de evadirse, y me refiero a historias como la emocionante y rabiosa “Antón en llamas”. Por otra parte, podemos encontrar influencias visibles –como en todo joven autor-, asimilando influencias que van desde Frank Miller hasta Javier Olivares, pasando por el nuevo cómic francés (Blutch, Sfar, David B), pero lo cierto es que David Rubín se muestra como un gran dibujante de historias, con una gran dosis de poesía, y con un resultado bastante personal.
Si ya en el prólogo Enrique Ventura denomina “eximios poetas” a Miguelanxo Prado y Carlos Portela, yo me atrevería (sin arriesgarme mucho) a añadir que David Rubín es ya un poeta, y que, viendo su edad, esperamos que continúe deleitándonos con mucha más de su poesía.

(Reseña publicada originariamente en las revistas Qubo y www.deriva.org).

viernes, 29 de junio de 2012

David Lynch: Crazy Clown Time


David Lynch tiene un mundo tan personal que incluso cuando se dedica a otros menesteres, como en este caso al videoclip y a la música, lo que vemos y lo que oímos destila Lynch por todos sus poros. El álbum al que pertenece esta canción lleva el mismo título, Crazy Clown Time. Sonidos extraños, voz en falsete, rasgueos de guitarra eléctrica, ritmo asincopado, imágenes turbadoras que bien pudieran recordarnos el retorcido mundo de Twin Peaks o Terciopelo azul. Muchos han comentado que se trata de un vídeo solo para fans. En todo caso, este videoclip me parece una pieza más del complejo, obsesivo y fascinante mundo lyncheano. Un mundo inquietante y lleno de autorreferencias.

lunes, 25 de junio de 2012

Notas de Jean-Luc Godard III



El cine está encarcelado.

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Las mejores películas que he hecho son precisamente las que no he hecho.

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En mi opinión, ya casi no se ven las películas porque, para mí, ver películas significa tener la posibilidad de compararlas.

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Una imagen no puede ser más que imaginaria, precisamente porque es una imagen. Un reflejo. Como tu reflejo en un espejo. Lo real es, primero, tu persona y, después, la relación entre tu persona y este reflejo imaginario. Lo real es la relación que estableces entre tus diferentes reflejos, o tus diferentes fotos.



(Jean-Luc Godard. Pensar entre imágenes, edición de Nuria Adelman y Gonzalo de Lucas, Intermedio, 2010).

lunes, 18 de junio de 2012

Alcoholes y otras substancias, de José Viñals





Hace tan solo dos años, la Editora Regional de Extremadura nos deleitó con una antología poética del autor hispanoargentino José Viñals (nacido en 1930 en  Corralito, Argentina e hijo de españoles; vivió su infancia y juventud en Argentina, hasta que en 1979 emigró a España por motivos políticos y falleció en Málaga en 2009), un poeta poco conocido y sin embargo, cada vez más reconocido dentro de las poéticas laterales que combaten los cánones del poder establecido. Aquella antología titulada Caballo en el umbral, recogía parte de su obra poética entre los años 1958 y 2006 y supuso para el que esto escribe no solo un sorprendente descubrimiento, sino también una aparición musculosa, iluminadora, necesaria, en el siempre condescendiente panorama poético español.
Ahora, en 2012, como un acto de justicia poética, la editorial Amargord publica (en su recién estrenada colección Once) uno de los títulos más significativos de José Viñals, Alcoholes y otras substancias, redactado en 1993 y publicado por primera vez en el tercer volumen de su Poesía reunida en 1995; y de nuevo, los poetas y críticos Benito del Pliego y Andrés Fisher nos ofrecen, como ya hicieran en la citada antología, un prólogo clarificador sobre la poesía viñaliana y la importancia de su reedición.
Pocos poetas en España han escrito desde cierta ubicación marginal con tanta luz arrojada sobre la oscuridad y desde la oscuridad. Leopoldo María Panero, Antonio Gamoneda, José Viñals. No hay muchos más. Y en esa línea de poesía “oscura” y de raigambre vanguardista, heredera de un lenguaje prosaico (Aloysius Bertrand, Lautréamont, Rimbaud) que se amolda a los abismos del espíritu, y que por tanto, resulta incómodo para los lectores más mojigatos, se encuentra José Viñals.
Si bien Alcoholes y otras substancias se divide en cuatro secciones aparentemente muy diferentes, los poemas guardan una coherencia singular, tanto en su forma como en su contenido. Según el DRAE, la sustancia es: “ser, esencia o naturaleza de algo”. De ahí la connotación del título, que le permite a Viñals ahondar en los distintos estados de la conciencia para hablar del misterio del alma, de las verdades reveladores del sexo carnal o de cierta genealogía poética. Sin remilgos ni censuras. Porque la poesía también es aquello que no es poesía, y Viñals se ha ocupado de demostrarlo. Él mismo decía en una entrevista en 2008: “La poesía no tiene que ver con la literatura, sino con el espíritu”. Por ello, ese título, alusivo al mundo del alcohol y las drogas, es un pretexto para profundizar en el conocimiento de las cosas, así como para emprender un viaje por los distintos estratos de la lengua, con un uso del léxico procaz, dando cabida a lo fisiológico, lo físico, lo grotesco, y lo culto. “La materia del alma es infinita y carece de escrúpulos”, dice un verso de su poema “Gramática”, por otra parte, una sincera e irónica (Po)ética. En esa hibridación entre lo vulgar y lo culto, que además supone una reivindicación política, asistimos a un efecto chocante que combina una herencia más clásica con otra más vanguardista: “Y luego vengo yo, que como gallina en pepitoria y eructo sin piedad contra el rostro pulido de la luna”. O, por ejemplo: “Sobre la mesa ruda de la cocina acaba de fornicar la Bestia. Febriles y adiposos lucen aún los glúteos de la Dama”.
El uso de la prosa es otro rasgo característico en Viñals que resulta idóneo para su escritura híbrida. La prosa permite una gran flexibilidad y libertad que Viñals se ha encargado de explotar, tanto en el ritmo, como en la armazón de las estructuras sintácticas, con numerosos versículos carentes de verbos, paralelismos, anáforas, y combinaciones de sintagmas unidos por conjunciones, que parecen una reverberación de alucinaciones que son también verdades del alma e iluminaciones de la lengua.
Ante tanta osadía y cuestionamiento de la realidad, la ironía juega un papel principal a lo largo del poemario, algo que es extensible al resto de su obra. Por ejemplo, ya en el comienzo, el lector se topará con un personaje que es un trasunto del propio poeta, llamado “La Bestia” y con otro denominado “La Dama”. Asimismo, ese distanciamiento permite a Viñals hablar sin tapujos y deformar al personaje-sujeto, posibilitando un mayor juego de la alteridad. La ironía, brota como un poso de sabiduría y de carga crítica en poemas como “Hogareña”, “Elegías de Duino”, Poeta”, “Poeta menor” o “Gramática”.
Al final comprobamos cómo el lenguaje poético de Viñals se busca a sí mismo por medio de desplazamientos y transgresiones. Recordemos que Fisher y del Pliego señalaban en el prólogo, que a pesar del panorama conservador de los años 90 en la poesía española, hubo cabida para poéticas de “oposición crítica”. Y Viñals es, sin duda, uno de los poetas más visibles y prolíficos de las últimas décadas que sigue esa línea experimental, que a su vez constituye una relectura de la tradición, una tradición que debería ser heterogénea y multicultural, así como permeable hacia otras poéticas laterales. Gracias a él, la poesía en español tiene más verbosidad y da cabida a estructuras y tonos que antes no habíamos leído.
Viñals es uno de esos poetas que uno espera leer por su indagación en el lenguaje,  por su honestidad descarnada, por su incursión en el riesgo. Como decía el propio autor en una entrevista poco antes de morir: “La poesía también es un acto de resistencia, es un acto de conciencia”. Y en ese desplazamiento, que supone la poesía comprometida con la exploración de la lengua, se encuentra José Viñals.

(Reseña publicada en Culturamas el 10 de junio de 2012).

lunes, 11 de junio de 2012

Ray Bradbury (1920-2012)



Ha muerto Ray Bradbury, ese escritor -para muchos- de marcianos, de ciencia ficción, de frikis; autor de obras tan importantes como Crónicas marcianas (1950). Pero también, ese escritor que iluminó al mundo con una novela inteligente, una historia soberbia y un alcance visionario. Me refiero, claro está, a Fahrenheit 451, publicada en 1953. Recuerdo cómo la leí hace varios años con satisfacción y con sorpresa y cómo me hacía reflexionar sobre las cosas que pasan en el mundo. Pertenece a esa estirpe de novelas utópicas que desarrollan distopías, de la estirpe de Nosotros (1922), de Yevgeni Zamiatin, Un mundo feliz (1932), de Aldous Huxley o de 1984 (1949), de George Orwell. Novelas que te revelan no tanto el futuro, como el presente. Novelas que evidencian la manipulación y la falta de libertad de los sistemas totalitarios. Montag, que así se llama el protagonista, un día, se rebela ante el absurdo de la sociedad. Siempre me acuerdo de los bomberos que en vez de apagar fuegos los provocan para destruir libros. Porque en la sociedad utópica de Fahrenheit 451 está prohibido leer. Y no solo eso, todos hacen las mismas cosas y todos están controlados por el Gobierno. Menos unos pocos, unos locos románticos que viven al margen de la sociedad. La historia, como he dicho más arriba, es realmente atractiva. Por cierto, en 1966 François Truffaut hizo una versión cinematográfica más que digna. Pero lo mejor de todo, es que, según pasan los años, la novela se parece más a la realidad. O la realidad se parece cada vez más a la novela. Y eso da miedo.

miércoles, 6 de junio de 2012

Tres poemas de Yaiza Martínez


Una enseñanza es lo estrecho

Escalones adentrándose en la piel
caliza, arrinconada férrea
cúprica
azufrada

Mirar las fisuras lingüísticas
resistiendo
el temor a la oscuridad

Un fuego que expira humo barre la mente y otorga
geometría

Al hacerse matriz
lo estrecho gotea hacia la nube
infinita

*

Caminaba sobre el vértice de la raspa
como una mujer negra
cansada a pesar de todo
arando con las uñas

el verano fue tan apretado como un ovillo:
sus cuerpos chapoteaban contra mí
mientras con mis huesos hacíamos la cabaña

sobre ella la sal
de sus vocecitas


antes del amanecer lloraban

*

Llevaba un jersey gris aquella tarde
Los niños corrieron hacia las puertas automáticas del
            supermercado

Le miré al interior de los ojos y no le vi dentro de sus ojos:
una maraña de ideas ocultaba su alma como un zarzal.

Acerqué la mano para acariciar lo que recordaba de él


en la cuna de paja
una huella caliente



(Yaiza Martínez, El hogar de los animales Ada, Devenir, 2007).

lunes, 28 de mayo de 2012

El Capitalismo según Daniel Bensaïd



No solo se trata de privatizar empresas o servicios, sino también de privatizar la información, el derecho (con el incremento de la relación contractual en detrimento del derecho), el espacio urbano, el agua, el aire, lo vivo.

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Mientras que el imperialismo clásico significaba la expansión de los Estados-nación más allá de sus fronteras, en la fase imperial actual ese fenómeno habría desaparecido para dar paso al "Imperio, supranacional, mundial, total", que ya no es americano (ni europeo ni japonés), sino "simplemente capitalista".
*

En la producción capitalista propiamente dicha, la naturaleza se convierte puramente en objeto para el hombre, en una cosa puramente útil (…) Por ello, el torbellino en el que se desenvuelven tanto la producción como la circulación de mercancías conllevan "la explotación de toda la naturaleza".

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Todos los progresos fruto de los descubrimientos científicos y técnicos sirven para el enriquecimiento del capital y no del trabajo.


(Daniel Bensaïd, Cambiar el mundo, Madrid, Diario Público, Biblioteca Pensamiento Crítico, 2010).