viernes, 7 de octubre de 2011

Tratado del Todo-Mundo, de Édouard Glissant


Tratado del Todo-Mundo, de Édouard Glissant (Traducción de María Teresa Gallego Urrutia, Ed. El Cobre, 2006).

Édouard Glissant, nacido en Martinica y formado intelectualmente en París, siempre ha luchado contra los sistemas totalitarios y los dogmatismos, abogando por el mestizaje y la criollización, defensor de la “antillanidad”, autor de importantes libros tanto de poesía y novela como de ensayo. Su vasta mirada y sensibilidad, asocian literatura comparada, retórica, etnología o filosofía, en una manera de escribir plenamente original.

De manera fragmentaria y un tanto desordenada, el autor martiniqués afronta temas históricos, filosóficos, literarios, culturales, con una revisión a pesar de la Historia, que recuerda también a Derek Walcott, para autodefinirse desde el archipiélago, pero también para enfrentarse intelectualmente a Occidente, como Edward Said, poniendo en evidencia sus carencias y faltas, aunando multiculturalidad y criollización como fuerzas enriquecedoras del Mundo, desde las sociedades multilingües hasta la mezcla de razas y culturas.

En este Tratado del Todo-Mundo Glissant crea un lenguaje novedoso para designar una realidad que hasta ahora conocíamos pero que nadie (o casi nadie) quiere ver con claridad. Es tal vez por ello que el autor martiniqués crea desde la visión poética, con un uso del lenguaje propio y original. “Para expresar esto, que compartimos los multilingües, importa aquí el lenguaje, que desvía los límites de las lenguas usadas”, dice el narrador. Su hablar y su mirar en el Mundo son, como él denomina, archipielares. Entre los diferentes y muy diversos capítulos, abundan poemas en prosa repletos de imágenes, compuestos por elementos de la naturaleza, otorgando voz a la mar, las plantas o la tierra, nombrando las cosas desde su origen.

Para Glissant hablar de aspectos tan importantes como “criollización”, “oriundez”, “totalitarismo” o “raíz” es necesario renombrarlos otra vez, porque su significado ha sido contaminado o alterado. Él se encarga de desvelar la realidad: “Los Estados Unidos, tierra del multiculturalismo, no son tierra de criollización; aún no” o “África sólo es África de verdad para los demás cuando la conquistan”. Así, heredando algunos términos de Gilles Deleuze y Félix Guattari como “raíz” o “rizoma” -que Glissant ya desarrolló en otro libro anterior, Poétique de la Relation-, aborda un proceso de identidad de estar en el Mundo, siempre en relación con el Otro. Glissant se opone a los dogmas, a los pensamientos únicos, a la intolerancia, a lo definitivo. Para ello propone la Diversidad, la Relación: “Escribimos en presencia de todas las lenguas del mundo”, lo que supone una riqueza, un rizoma en el Mundo: “Lo que crea totalidad es el rizoma de todos los lugares, y no una uniformidad locativa en que nos esfumaríamos”.

En la originalidad de Glissant también caben temas literarios, como la espléndida lectura que hace de Michel Leiris o Yves Bonnefoy y de sus respectivos libros Aurora y Douve, donde reconoce una influencia retórica, poética, pero también estructural, “a un tiempo total, y tan poco totalitario” de aquellos libros, que de alguna manera el propio autor pretende adoptar en este Tratado del Todo-Mundo, creando una Poética fragmentaria, diversa, porque Glissant promulga felizmente el mestizaje en todos sus sentidos, desde el uso del lenguaje hasta los propios géneros literarios. Mezcla de poesía y ensayo, de poesía e Historia, de poesía y Política. Todo cabe en este tratado, Nelson Mandela o Internet, como gran espejo del Mundo. En fin, Glissant, inventa, crea, alumbra, grita con un hálito poético plenamente original, estableciendo una red de imágenes que no pretenden, a pesar del título, ser definitivas, sino más bien sugerir, porque su escritura está viva y renueva tanto la lengua como la manera de mirar el Mundo.

(Reseña publicada originariamente en www.deriva.org).

4 comentarios:

  1. Hola, Carletes,
    espero que estés bien en tu nuevo papel de maestro de escritura. Conozco a Glissánt, y tengo un ensayo suyo sobre el criollismo, de la misma editorial. Aún tengo el libro, y lo ojeo de vez en cuando. Esta reseña me ha encantado. Incluso, sobre el "criollismo" habla de la negritud, y de la esclavitud, y tal cómo lo ve el propio poeta. Y es cierto, como ensayista es algo desordenado, cómo casi todos los poetas.
    Abrazos, H.

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  2. Hola Hyeronymus:
    me alegra que te guste Glissant, a mí este libro me pareció interesante, sobre todo por su manera de intentar abrir caminos y la mente de tanta gente...
    Qué bueno lo que dices de que casi todos los poetas son desordenados como ensayistas. Seguramente sea verdad.
    Gracias por los ánimos del taller, espero que te llamen a ti en breve.
    Un abrazo y hasta pronto.

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