Es curioso cómo aquello no visible, aquello que no existía realmente, me hizo vivir los momentos más intensos de mi infancia.
*
De pronto comprendí que existía un mundo especial sólo para nosotros dos.
*
El silencio que tú nos imponías se había adueñado de nosotros, habitaba en la casa, como uno más, denso como un cuerpo. Aprendí a vivir en él y sería injusto no añadir que si he llegado a conocer alguna felicidad real ha sido precisamente en el silencio y la soledad más perfectos.
(Adelaida García Morales, El sur seguido de Bene. Anagrama).
No hay comentarios:
Publicar un comentario